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Restaurar la dignidad de quienes cuidan a víctimas de abuso sexual infantil

El abuso sexual infantil no sólo afecta a los niños, niñas y adolescentes que lo han sufrido, sino también a sus padres o adultos responsables. En Chile, quienes más intervienen con los cuidadores en los Programas de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual grave son los trabajadores sociales. Estas intervenciones, de carácter social-terapéutico, han sido escasamente estudiadas, por lo que el objetivo de esta investigación1fue describir el proceso de cambio que se produce en los adultos responsables en el transcurso de las intervenciones, desde la mirada de los trabajadores sociales.

Se considera al abuso sexual infantil un problema de salud pública, tanto por su alta prevalencia como por las negativas consecuencias que tiene en el corto y largo plazo. Se estima que, a nivel mundial, más de 400 millones de niños, niñas y adolescentes se ven expuestos, anualmente, a explotación y abuso sexual2. En un estudio realizado en Chile, el 26% de los adolescentes reportó haber sufrido este tipo de agresiones durante sus vidas3, mientras que otro estudio da cuenta de que solo en 2023 hubo más de 40.000 denuncias por delitos sexuales contra niños, niñas y adolescentes en nuestro país4. 

Las consecuencias del abuso sexual infantil han sido ampliamente estudiadas en las víctimas; sin embargo, es necesaria una visualización de los efectos sobre la familia y el entorno en el cual los niños, niñas y adolescentes se desarrollan5. En ese sentido, también se consideran víctimas indirectas a padres, madres o cuidadores no agresores, por las negativas consecuencias observadas, principalmente, en su salud mental6. Se ha descrito la presencia de sintomatología similar a la de los niños, niñas y adolescentes, como ansiedad, depresión, estrés parental, estrés postraumático y, en el caso de aquellos que sufrieron algún tipo de abuso o maltrato en la infancia, el recuerdo y reexperimentación de dichas vivencias7,8. Como expresa la Dignitas infinita respecto de los abusos sexuales, “dejan profundas cicatrices en el corazón de quienes lo sufren: estos están, de hecho, heridos en su dignidad humana (…). Este fenómeno está muy difundido en la sociedad, afecta también a la Iglesia (…). De ahí su inquebrantable compromiso de poner fin a cualquier tipo de abuso, empezando desde adentro” (nro. 43). 

Al estudiar las propias experiencias de abuso y adversidad temprana en las cuidadoras, se sustenta la hipótesis de la transmisión transgeneracional9, pues se observa una alta prevalencia de maltrato o abuso sexual infantil en las madres de las víctimas10,11. En un estudio realizado en Chile con usuarios de programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual, un 51,7% de las madres o adultas responsables reportó experiencias adversas tempranas; un 32,8% de ellas dio cuenta de abuso sexual infantil, mientras que un 25,8% reportó haber vivido tres o más experiencias adversas tempranas12. Todo lo anterior sugiere que las historias de maltrato, abuso y otras experiencias adversas en la infancia de los adultos responsables, junto con las dificultades y necesidades asociadas al abuso sexual sufrido por los niños, niñas y adolescentes, deben tomarse en cuenta en las intervenciones para ambos grupos13. 

«También se consideran víctimas indirectas a los padres, madres o cuidadores no agresores, por las negativas consecuencias observadas, principalmente, en su salud mental». 

 

Relevancia de la labor social terapéutica de los trabajadores sociales 

En los programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual, quienes focalizan su intervención en los adultos responsables son los y las trabajadores/as sociales, mientras que los psicólogos/as se centran en la psicoterapia con los niños, niñas y adolescentes, conformando duplas psicosociales. Las orientaciones técnicas de estos programas14de intervención psicoterapéutica y social —aún vigentes en la transición hacia el nuevo Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia— buscan generar procesos de reparación del daño; el rol que se asigna a los trabajadores/as es, fundamentalmente, el de articulador de redes, para que las familias y cuidadores accedan de forma oportuna a las instituciones correspondientes para abordar sus necesidades. Junto con ello, se les otorga una responsabilidad y rol de carácter terapéutico a estos profesionales, planteando la realización de diagnósticos para evaluar riesgos y capacidades protectoras de las familias, así como intervenciones en las dinámicas relacionales. 

Pese a la trayectoria que el trabajo social ha tenido en las intervenciones con niños, niñas y adolescentes y familias en casos de maltrato y abuso, y el reconocimiento de su labor en el abordaje interdisciplinario, hay escasa evidencia nacional sobre el quehacer específico y los alcances de las intervenciones que realiza, puesto que las investigaciones en torno a estos temas se han focalizado, principalmente, en los procesos de psicoterapia, realizados por los psicólogos15. 

El proyecto 

Se desarrolló un estudio cualitativo, descriptivo y longitudinal con seis trabajadores/as sociales de distintos programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual de la región Metropolitana16, con quienes se realizaron entre vistas semiestructuradas al inicio (M1), en la fase intermedia (M2) y al final del proceso de intervención (M3). Por razones ajenas a la investigación, no fue posible realizar las entrevistas en los tres momentos para todos los casos, por lo que la muestra final se constituyó por 14 entrevistas, cuya información se analizó con base en los procedimientos de codificación abierta propuestos por la teoría fundamentada. 

Foto del equipo Fondecyt con Nick Midgley Equipo: Nicolle Alamo Anich, académica de la Escuela de Trabajo social UC Nicolás Gabriel-Vacher, dr. (c) en Psicología U. de Chile, estudiante del programa de Doctorado. Angélica Canales Navarro, estudiante de  la Escuela de Trabajo Social UC. Samantha Sánchez Maureira, estudiante del Instituto de Sociología UC. Claudia Capella Sepúlveda, académica del Departamento de Psicología U. de Chile. Marcia Olhaberry Huber, académica de la Escuela de Psicología UC. Lucía Núñez Hidalgo, académica de la Escuela de Psicología UC.

Cabe señalar que todos los profesionales trabajaron en dupla con un psicólogo o psicóloga en casos de niños y niñas entre 4 y 9 años que hubieran ingresado a los programas de protección por experiencias de agresiones sexuales. En la tabla 1 se detallan las principales características de los trabajadores sociales entrevistados, de las adultas responsables con quienes intervinieron, y de los momentos en que se realizaron las entrevistas. 

TABLA 1 . Información de los participantes del estudio, adultas atendidas y momentos de las entrevistas. 

Caso 1 Caso 2 Caso 3 Caso 4 Caso 5 Caso 6
TS Mujer (34), 6 años de experiencia en ASI Mujer (38), 3 años de experiencia en ASI Mujer (42), 4 años de experiencia en ASI Hombre (33), 5 años de experiencia en ASI Hombre (37), 5 años de experiencia en ASI Mujer (43), 9 años  de experiencia en ASI
AR Abuela paterna, 53 años Madre, 25 años Madre, 23 años Tía abuela materna, 50 años Madre, 47 años Madre, 27 años
Entrevistas M1 – M3 M1, M2, M3 M1, M2, M3 M1, M2-3 M1, M2-3 M1 – M2

 

En los análisis realizados, se identificaron ocho temas o áreas relacionadas con el contenido de cambio en las madres o cuidadoras, que responden a la pregunta sobre qué es lo que cambia durante el proceso de intervención. Aquí destacaremos cuatro: 

  1. Los cambios en el ejercicio y la identidad parental. Aquí, lo que más destacan los y las trabajadores sociales es el fortalecimiento de la sensibilidad y capacidad de las cuidadoras para conectarse emocional y afectivamente con los niños/as; un mejor ejercicio de la parentalidad y roles asociados; un aprendizaje en relación con la crianza y contar con mayores recursos para ejercerla; una mayor capacidad de agencia y bienestar en el ejercicio de la parentalidad, y para satisfacer de manera más efectiva las necesidades de los niños y niñas.
«A medida que avanza la intervención, las madres o cuidadoras van evidenciando una mayor confianza y apertura en el espacio terapéutico, junto con un mayor compromiso y participación». 

 

  1. Cambios y resignificación de la experiencia de abuso sexual del niño o niña, respecto del cual los entrevistados destacan cómo las cuidadoras logran desarrollar una mayor capacidad para protegerles de situaciones abusivas, al mismo tiempo que manejan mejor sus propias emociones en relación con el abuso, disminuyendo su ansiedad y culpabilización, junto con comprender y empatizar más profundamente con las experiencias vividas por los niños/as. Respecto de la trayectoria de cambio observada en relación con la culpa y responsabilización del abuso, una de las entrevistadas señala:

“Entonces, en definitiva, [la cuidadora] también comprende que ambas son víctimas, tanto la niña como ella; logra poner al agresor como principal responsable de la situación de ambas (…) y, por lo tanto, yo creo que ahí ella también logra, como un poco, disminuir esta sensación de culpabilidad” (ETS2M2). 

  1. Mayor comprensión de las adultas responsables respecto del proceso de intervención, tanto de la psicoterapia que se realiza con el niño o niña como del propio proceso terapéutico. Los profesionales también destacan “cambios en relación con el contexto terapéutico”, dando cuenta de que a medida que avanza la intervención, las madres o cuidadoras van evidenciando una mayor confianza y apertura en el espacio terapéutico, junto con un mayor compromiso y participación.
  2. Resignificación de la propia historia y de las experiencias abusivas de las adultas responsables, lo cual se relaciona con una mayor capacidad para reflexionar respecto de patrones transgeneracionales de abuso, crianza maltratante y/o negligente. Esto mediante la identificación de sus historias de abuso sexual y/o maltrato en la infancia y, en algunos casos, también en las relaciones de pareja, y cómo estas experiencias han influido en la crianza y en su rol parental actual. Este proceso paralelo de resignificación resulta fundamental, pues al abordar y resignificar sus propias experiencias traumáticas, las cuidadoras tendrían más herramientas para apoyar a los niños y niñas en su proceso psicoterapéutico. En la cita que aparece a continuación, se observa cómo una trabajadora social destaca los recursos que emergen dentro de trayectorias de trauma:

“Yo creo que ahí, un poco, la historia de M [la cuidadora], porque fue víctima de situaciones de violencia por parte del padre de la niña, situaciones de vulneración, así que eso igual pudo interferir (…) yo creo que también hay elementos positivos que M logra modificar, a partir de su propia historia, que es, un poco, mantener esta vinculación cercana con su hija y configurarse como una figura de afecto” (ETS3M3). 

«Se observa cómo la intervención de los trabajadores sociales contribuye a que (las adultas responsables) se liberen de la pesada carga de la culpa, ayudándolas a comprender que tanto ellas como los niños son víctimas del agresor». 

 

Las otras dimensiones del cambio, vinculadas a elementos psicológicos, emocionales o sintomáticos, se reportan en menor medida, como cambios afectivos, identitarios, cognitivos y comportamentales, junto con cambios a nivel de todo el grupo familiar, referidos estos últimos a una mejora en la comunicación y las relaciones, y la constitución de contextos familiares más protectores y seguros para el niño o niña.

Acompañar y resignificar  

Las investigaciones han mostrado la importancia del apoyo de otros, ya sea de la familia o de la sociedad, en los procesos de superación del abuso sexual infantil, no solo para quienes han sido víctimas directas, sino también para aquellas indirectas, como son los adultos responsables, madres o cuidadores. 

En este contexto, se buscó aportar información relevante para el mejoramiento de las prácticas social-terapéuticas que realizan los trabajadores/as sociales en los programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual, con miras a una atención digna y de calidad. Cabe recordar que a estos centros suelen acudir personas de escasos recursos y que han sido vulneradas en sus derechos, por lo que este proyecto está en consonancia con la misión social de la Iglesia católica, como ver qué medidas de protección se están implementando hacia los menores y personas vulnerables, siendo esto una parte muy importante del mensaje del Evangelio17. 

Junto con lo anterior, este proyecto estuvo en directa sintonía con Dignitas infinita, la cual subraya que la dignidad trasciende todas las apariencias externas y aspectos específicos de la vida de las personas, inclusive las fracturas vitales dolorosas, como sería el abuso sexual en la infancia. Así se observa en varios de nuestros hallazgos. En particular, resulta relevante que, además de favorecer la resignificación de la experiencia de abuso de los niños/as, que es uno de los objetivos de los programas de protección especializada en maltrato y abuso sexual, los resultados del estudio destacan que las adultas responsables también experimentan un proceso paralelo de resignificación. Este resultado va en la línea con restaurar la dignidad, tanto de los niños/as como de sus cuidadoras, en contextos de abuso sexual infantil. Puedes visitar el Instagram del equipo de investigación aquí: Superación de abuso sexual infantil en Chile.

Los resultados señalados, relativos a los cambios y la resignificación de las experiencias abusivas, reflejan cómo las madres o cuidadoras no solo acompañan a los niños/as en su proceso de superación, sino que también experimentan su propio proceso de resignificación, tanto de lo vivido por el niño o niña como de las propias experiencias de maltrato y/o abuso sexual en la infancia, adolescencia o adultez.

Los resultados señalados, relativos a los cambios y la resignificación de las experiencias abusivas, reflejan cómo las madres o cuidadoras no solo acompañan a los niños/as en su proceso de superación, sino que también experimentan su propio proceso de resignificación, tanto de lo vivido por el niño o niña como de las propias experiencias de maltrato y/o abuso sexual en la infancia, adolescencia o adultez. En este sentido, se observa cómo la intervención de los trabajadores sociales contribuye a que se liberen de la pesada carga de la culpa, ayudándolas a comprender que tanto ellas como los niños son víctimas del agresor. Este reconocimiento es fundamental, porque desplaza la responsabilidad y la culpa hacia el verdadero responsable, lo cual tiene un impacto directo en la restauración de la dignidad. Al reconocer su propio sufrimiento y entenderse como víctimas y no como culpables, estas mujeres pueden reencontrar y reafirmar su valor intrínseco, sanar emocionalmente, reconstruir una autoimagen positiva y posicionarse como agentes relevantes en el proceso de cambio y superación, tanto del abuso sexual de los niños/as como de las propias experiencias de trauma. 

Video Superación ASI – Seminario Visita Nick Midgley a Chile (enero 2024):

Notas

  1. Proyecto financiado por el XIX Concurso de Investigación y Creación para Académicos, organizado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana en conjunto con la Vicerrectoría de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
  2. Economist Impact. (2022). Out of the Shadows. Index Global Report 2022.
  3. Pinto-Cortez, C. y Guerra, C. (2019). Victimización sexual de niños, niñas y adolescentes chilenos: prevalencia y características asociadas. Revista de Psicología 28(2), 20-31.
  4. Pavez, C. y Pietrasanta, N. (abril de 2024). Niños, niñas y adolescentes víctimas de delitos sexuales: ingreso de denuncias y respuesta del sistema de justicia penal. Fundación Amparo y Justicia.
  5. Ronen, T. (2002). Difficulties in Assessing Traumatic Reactions in Children. Journal of Loss and Trauma 7(2), 106-87.
  6. Cavanaugh, C. E., Harper, B., Classen, C. C., Palesh, O., Koopman, C. y Spiegel, D. (2015). Experiences of Mothers Who Are Child Sexual Abuse Survivors: A Qualitative Exploration. Journal of Child Sexual Abuse 24(5), 506-525.
  7. Davies, M. A. y Bennett, D. B. (2022). Parenting Stress in Non-offending Caregivers of Sexually Abused Children. Journal of Child Sexual Abuse 31(6), 633-648.
  8. Fong, H. F., Bennett, C. E., Mondestin, V., Scribano, P. V., Mollen, C. y Wood, J. N. (2020). The Impact of Child Sexual Abuse Discovery on Caregivers and Families: A Qualitative Study. Journal of Interpersonal Violence 35(21-22), 4189-4215.
  9. Collin-Vézina, D. y Cyr, M. (2003). La transmission de la violence sexuelle: Description du phénomène et pistes de compréhension. Child Abuse and Neglect 27(5), 489-507
  10. Cyr, M., McDuff, P. y Hébert, M. (2013). Support and Profiles of Nonoffending Mothers of Sexually Abused Children. Journal of Child Sexual Abuse 22(2), 209-230.
  11. Maida S., A. M., Molina P., M. E., Basualto R., C., Bahamondes P., C., Leonvendagar B., X. y Abarca C., C. (2005). La experiencia de abuso en las madres: ¿Es un predictor de abuso sexual de sus hijos? Revista Chilena de Pediatría 76(1), 41-47.
  12. Gabriel-Vacher, N., Miranda, I., Olhaberry, M., Capella, C., Morán-Kneer, J., Núñez, L., Alamo, N. y Meza, C. (2022). The Adverse Childhood Experiences of Caregivers of Children Who Have Been Victims of Sexual Assault: Their Relationship with the Parental Alliance in Child Psychotherapy. Studies in Psychology 43(3), 688-707
  13. Dussert, D., Capella, C., Lama, X., Gutiérrez, C., Águila, D., Rodríguez, L. y Beiza, G. (2017). Narrativas de padres de niños, niñas y adolescentes que han finalizado psicoterapia por agresiones sexuales: un proceso de superación conjunta. Psykhe 26(1), 1-14.
  14. Servicio Nacional de Menores (marzo de 2019). Orientación técnica línea Programas de Protección Especializada en Maltrato y Abuso Sexual Grave (PRM). Santiago: Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.
  15. Capella, C., Gutiérrez, C., Rodríguez, L. y Gómez, C. (2018). Change during Psychotherapy: The Perspective of Children and Adolescents Who Have Been Sexually Abused. Research in Psychotherapy: Psychopathology, Process and Outcome 21(1), 24-39. Dussert et al. Narrativas, p. 1
  16. Los TS fueron parte de una muestra mayor del Proyecto FONDECYT 1200627 (2020-2025) “Proceso de cambio psicoterapéutico en niños y niñas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Hacia un modelo comprensivo de la influencia de factores de los adultos responsables, las intervenciones y la relación terapéutica”. IR: Claudia Capella. Coinvestigadoras: Marcia Olhaberry, Lucía Núñez y Nicolle Alamo.
  17. Papa Francisco (26 de marzo de 2019). Carta apostólica motu proprio sobre la protección de menores y personas vulnerables. Roma.

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