En la actualidad, las personas con discapacidad cognitiva acceden a múltiples programas para reforzar sus habilidades, sin embargo, son escasas las actividades que promueven su vida espiritual y religiosa. Para la pedagoga y autora de varios programas educativos inclusivos, María Victoria Troncoso, es evidente que las personas bautizadas con síndrome de Down tienen el derecho y deber de crecer conociendo las verdades de la fe1. Por eso es necesario que se sepan hijos amados de Dios. Las dos involucradas en este proyecto se empeñaron en preparar a profesionales, junto con material de apoyo, para facilitar la catequesis de niños y jóvenes con discapacidad cognitiva.
Las personas con discapacidad cognitiva al interactuar con diversas barreras contextuales, actitudinales y ambientales, presentan restricciones en su participación plena y activa en la sociedad. En Chile, representan un grupo importante y vulnerable del 20% de personas con alguna discapacidad. Ellos experimentan emociones y sentimientos comunes a todos los seres humanos, pero muchas veces no son considerados ni acogidos2. No obstante, existen ambientes que pueden favorecer y potenciar el desarrollo en variados ámbitos de sus vidas y en los diferentes contextos en que se desenvuelven.
Reconociendo lo expuesto por Troncoso, la realidad es que existen brechas importantes para las personas con discapacidad cognitiva. Mucho nos hemos encargado de su salud, educación y de su vida laboral; pero el apoyo especializado en el desarrollo de su vida de fe ha quedado postergado. No por considerarlo de menor relevancia, sino tal vez por mitos , dudas e incertezas que generan el prejuicio de que educar a alguien que requiere una enseñanza adaptada, concreta y tangible, puede ser difícil.
«En la actualidad, las personas con discapacidad cognitiva acceden a múltiples programas para reforzar sus habilidades, sin embargo, son escasas las actividades que promueven su vida espiritual y religiosa».
En el proceso de acompañamiento de niños y jóvenes con discapacidad cognitiva, el entorno plantea inquietudes en relación con su vida espiritual que pueden ser abrumadoras: Si podrán acceder a una vida religiosa, si su discapacidad les permite comprender los conceptos religiosos, si podrán entender qué es la fe o comprender que al recibir la hostia consagrada, reciben a Cristo en sus corazones y no es que se lo estén comiendo; surge la duda de cómo enseñarles las enseñanzas de Jesús llenas de metáforas; si se podrá erradicar el mito de que como son “angelitos” o “eternos niños”, tienen una vida espiritual asegurada y pueden acceder a los diferentes sacramentos “porque no tienen maldad”. Dichas preguntas están planteadas desde prejuicios y desde la creencia de que no son capaces de desarrollarse en forma íntegra.
El Centro UC síndrome de Down, desde su creación el 2014, reconoce que las personas con discapacidad cognitiva tienen el derecho de alcanzar la vida plena y eso implica que desarrollen en diferentes dimensiones, incluida la espiritual, y así caminar hacia una mejor calidad de vida. Al reconocer que tienen los mismos derechos que cualquier otro individuo para desarrollar su vida espiritual, nos enfrentamos con la dificultad que tienen para el acceso a la información y material religioso adaptado. El papa Francisco en su encíclica Laudato si`, ha hablado en relación con la importancia del respeto a la persona humana, a sus derechos básicos y a la no discriminación, advirtiendo “sobre la poca conciencia de los problemas que afectan a los particularmente excluidos […], a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar”. Acogiendo esta invitación, el proyecto que desarrollamos planteó la elaboración de material educativo de catequesis, con adaptaciones para grupos donde participen personas con discapacidad cognitiva.
Posibilidad de vivir espiritualidad y religiosidad
Dado entonces que, las personas con discapacidad cognitiva pueden aprender, convocamos a la catequista Norma Miranda, quien tuvo como tarea realizar la selección del contenido, la educadora diferencial Andrea Lisboa y la fonoaudióloga Fabiana Sevilla, realizaron la adaptación con estrategias de lectura fácil, uso de pictogramas, instrucciones sencillas y actividades concretas para “aprender haciendo”. A ellas se sumó la diseñadora e ilustradora Francisca Bustamante, encargada del apoyo visual y la estudiante de Diseño UC Catalina Manterola, quien realizó un diseño gráfico para mayor accesibilidad.
Con este equipo y gracias al financiamiento de la Pastoral UC y la Vicerrectoría de Investigación de la UC3, pudimos llevar a cabo el proyecto Cultivando la vida espiritual de personas con discapacidad cognitiva: desarrollo de material de apoyo para la promoción de la espiritualidad y la educación en catequesis familiar para la Primera Comunión y Confirmación, en el que elaboramos el siguiente material adaptado:
- Catequesis familiar para la preparación de Primera Comunión: un libro para el catequista con actividades para realizar con la familia y los estudiantes, y otro para el estudiante con actividades para realizar con su familia y con sus pares.
- Catequesis para Confirmación: un libro del formador con sugerencias de encuentros y contenidos para trabajar con los jóvenes, basados en los mandamientos y una bitácora que permite registrar las experiencias y el proceso acompañado por su “madrina” o “padrino”.
Prepararse para educar
En la elaboración de material con adaptaciones para trabajar en un grupo inclusivo, se utilizaron diversas estrategias educativas:
- Considerando que no muchos catequistas han tenido formación para trabajar en estas condiciones, se incorporó una “Ficha de conocimiento del estudiante”, que les permite prepararse para realizar adecuaciones, planificar tiempos y ajustar materiales; acorde con las necesidades más individuales. Además, se enlistaron algunas recomendaciones (figura 1) como el tener en cuenta el tiempo de atención, las habilidades de comunicación y lenguaje, el nivel de apoyo que se puede requerir en cada actividad, respetando la individualidad de cada estudiante y la importancia de promover la participación de todos.
Frente a la necesidad de repetición de conceptos, en la planificación de cada sesión de trabajo, se agregaron: un momento inicial que resume la sesión anterior, acompañado de una lectura elegida de la Biblia, evitando aquellas con metáforas o lenguaje complejo, y la propuesta de al menos una actividad por sesión, donde se privilegie la estrategia de “aprender haciendo”. - Al final de cada encuentro se vuelve a reforzar el concepto más importante y se incorpora un glosario que permite ampliar el vocabulario.
- Utilizando el concepto de lectura fácil —uso de vocabulario simple apoyado de pictogramas representativos—, en el libro de actividades se añadió un glosario de “pictogramas”, que facilita la lectura de las instrucciones de cada actividad, además de usar instrucciones concretas, cortas y segmentadas (figura 2).
- Otra de las adecuaciones es que las imágenes para recortar cuentan con el pictograma de tijeras y líneas punteadas de color rojo, lo que permite un mejor reconocimiento del borde a recortar y evita que se pierda la imagen por posibles dificultades motoras (figura 3).
- Una de las particularidades de la elaboración de este material fue la participación de los propios jóvenes con discapacidad cognitiva. Así pudimos comprobar si entendían o no las instrucciones y si las adecuaciones hacían que la información espiritual fuese accesible. Estuvieron en dos oportunidades junto con un grupo de madres y catequistas. A partir de ello, pudimos corregir algunos detalles que mejoraron la accesibilidad del material, además de enseñarnos que tienen mucho que decir y pueden emitir sus opiniones.
Con apoyo y oportunidades, ellos pueden
El texto fue presentado a la comunidad en agosto de 2017 y está disponible, gratuitamente y en forma íntegra, en nuestra web www.centroucdown.uc.cl para que todas las personas que lo necesiten puedan acceder a él. (Pueden descargarlo aquí)
Cuando un niño, joven o adulto se acerca a nuestro Centro con su familia, comenzamos transmitiéndoles nuestra firme creencia de que pueden desenvolverse en todos los ámbitos, incluida la religiosidad y espiritualidad, aceptando que necesitarán apoyo y oportunidades de aprendizaje, adecuadas para acceder a una vida íntegra y plena.
Esperamos que este material sea acogido como una herramienta más para promover la vida espiritual y que las personas con discapacidad cognitiva, en su proceso de autodeterminación, decidan sobre su vida de fe y si quieren (o no) recibir los sacramentos, asumiendo la responsabilidad de lo que ello implica.
El bienestar espiritual es un proceso de crecimiento que se da conforme se desarrollan nuestras creencias, valores, emociones, actitudes y acciones. La promoción de la espiritualidad permite el desarrollo integral de la persona y es esencial en su vida diaria y en su experiencia. No alimentarla, no reconocerla y no respetarla, influye en el reconocimiento de uno mismo como ser humano e individuo único.
Notas
- Troncoso, M. V., Afane, A. y Elorza, P., “Catequesis para jóvenes con síndrome de Down: una experiencia”, Revista Síndrome de Down 29 (junio de 2012).
- Almandoz, A., Rompemitos, Santillana, 2016.
- XIII Concurso de investigación y creación para académicos 2016, Vicerrectoría de Investigación y Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana UC.