La obra Idea of a University del Cardenal inglés John Henry Newman (1801-1890) es un clásico sobre la educación universitaria, cuyo contenido conserva una sorprendente vigencia. El autor, destacado ensayista, novelista, poeta, filósofo y gran orador, es uno de los intelectuales católicos más influyentes del siglo XIX, que fue beatificado en 2010 por S.S. Benedicto XVI. Su legado intelectual quedó plasmado en este texto en el que trata con profundidad la razón de ser de una universidad y reflexiona especialmente sobre la naturaleza y misión de una universidad católica. Pese a su notabilidad, esta obra es poco conocida en el mundo de habla hispana. De ahí nació la idea de hacer una traducción editada que recogiera sus ideas principales con el fin de contribuir al diálogo universitario actual1.
El texto y su traducción
Pocos tratados en torno al tema de la educación universitaria han tenido tanto impacto en la concepción de la universidad moderna como The Idea of a University (1852)2. Este texto, la obra más celebre del Cardenal Newman, reúne discursos en los que desarrolla su noción de universidad remontándose a sus orígenes esencialmente católicos. Lo más notable de su planteamiento es su actualidad; pese a la brecha de 150 años que nos separa muchas de las temáticas tratadas en sus discursos mantienen pleno vigor en nuestros días.
La traducción fue concebida en 2011 en el marco de la discusión nacional sobre educación en Chile. Esta situación generó demostraciones, foros y debates en que se planteó tanto el sentido de la universidad como otros temas circunstanciales. En este contexto surgió la idea de volver sobre The Idea of a University para ofrecer nuevas luces a la discusión más allá de la contingencia nacional.
La lectura del original en inglés no es tarea fácil. Es un tratado extenso y escrito en un estilo enrevesado conforme a la retórica erudita de la época. Favorece las oraciones largas y complejas, con numerosas subordinaciones, y una gran riqueza léxica de términos poco habituales. Cuenta con muchas referencias ligadas al contexto histórico y personal del Cardenal. Estas alusiones, a veces anecdóticas, se dan en largas digresiones y confunden al lector moderno.
Quizá esta complejidad explica que existan solo dos traducciones al español: una descontinuada3 y otra demasiado detallada y literal para una primera aproximación al texto4. Existen además traducciones parciales o de discursos aislados que no ofrecen la visión total del planteamiento de Newman.
Esta propuesta consistió en una traducción editada y adaptada a la realidad universitaria actual, que rescatara la esencia del contenido conservando las ideas relevantes de cada capítulo. Esto supuso eliminar las alusiones mencionadas y sacrificar aspectos de su retórica que le dan un especial encanto al texto; por ejemplo, el uso de argumentación y contraargumentación, preguntas retóricas, comentarios agudos e irónicos—propios del humor flemático inglés— y su estilo directo, que hoy sería tildado de políticamente incorrecto.
A pesar de la pérdida, el resultado fue una versión concisa que ofrece una mirada transversal de su contenido. En la misma línea editorial, para facilitar una lectura clara se optó por un registro lingüístico más asequible.
El cardenal Newman y su concepción de universidad
Los escritos de Newman difícilmente se comprenden si no es a la luz de su historia personal. Pastor anglicano y capellán de la Universidad de Oxford, reaccionó ante las malas prácticas y nociones religiosas confusas de sus días. En su afán de purificar la Iglesia Anglicana de estas influencias, se volcó al estudio del cristianismo remontándose a sus orígenes. Como resultado del estudio de los Padres y de su profunda oración finalmente encontró la verdad en la Iglesia Católica.
Tras su conversión al Catolicismo, cesó su cargo de pastor en Oxford y se avocó a la fundación de una universidad Católica en Dublín (hoy University College Dublin) encomendada por la Santa Sede a la jerarquía irlandesa. En 1852, siendo rector de ella, pronunció una serie de conferencias en las que expuso su visión de la naturaleza e identidad propia de una universidad Católica.
Newman se dirigía a una audiencia intelectual en una época de gran confusión teológica y expansión de corrientes ideológicas (laicismo y secularismo, utilitarismo, cientificismo) que planteaban grandes desafíos a los católicos. En sus discursos acusa una crisis de pensamiento a causa del enfoque utilitarista que estaban adoptando las universidades británicas dominadas por la técnica, la experimentación y aplicación práctica del conocimiento. En plena revolución industrial, la universidad se tornaba altamente profesionalizante y descuidaba los conocimientos. que trascendieran lo utilitario. Ante estos retos, el rector previene del riesgo de una educación basada en la mera utilidad y la especialización que limitarían una formación intelectual integral. Dentro de este marco, aboga por una universidad “donde se enseña conocimiento universal”5 y una educación amplia para formar las mentes de los estudiantes más que proveerlos de títulos profesionales.
«Exhortaba a los académicos a no temer a ningún conocimiento, sino a buscar la verdad por medio de todas las disciplinas, pues todas contribuyen a la totalidad y unidad del círculo del conocimiento y se enriquecen mutuamente.»
En sus discursos ofrece orientaciones para enfrentar estos desafíos abordando temas claves de la formación universitaria: la ordenación de la universidad al saber universal y a la verdad; el lugar de la teología en el currículo y su relación con las demás ciencias; el valor del conocimiento como un fin en sí mismo; la unidad de las ramas del saber como un todo; la formación del intelecto y el desarrollo de los valores morales; el carácter de comunidad académica y el rol de las artes liberales, la literatura y la cultura humanista; entre otros. Esto es lo que él denomina educación liberal, que define como “un hábito mental que dura toda la vida, y cuyos atributos son la libertad, la equidad, la calma, la moderación y la sabiduría, o lo que he llamado un hábito filosófico”6.
A diferencia de los católicos de su tiempo, exhortaba a los académicos a no temer a ningún conocimiento, sino a buscar la verdad por medio de todas las disciplinas, pues todas contribuyen a la totalidad y unidad del círculo del conocimiento y se enriquecen mutuamente. Para él, esta educación entregaba las herramientas para una comprensión integral de la realidad, que permitía ver con claridad el todo y a la vez cada una de las partes en su lugar y en su verdadera dimensión. Se desprende de este enfoque holístico que la omisión de una disciplina causaría una visión incompleta y deformada de la realidad. Pero para Newman, este objetivo solo se lograría si ubicaba la teología al centro del currículo y de toda actividad académica, ya que “por su objeto —el estudio de Dios— es la más alta de las ciencias”7 y como tal, se relaciona con todas las demás.
Probablemente, lo más innovador del pensamiento de Newman es el valor que da al conocimiento como un fin en sí mismo, independiente de su aplicación. Precisa que esta educación universitaria es útil por esencia ya que tanto el conocimiento adquirido, como las virtudes intelectuales propias del estudio son bienes intrínsecos.
Actualidad de su pensamiento
Newman fue un idealista. Un visionario. Cuando dictó sus conferencias en Dublín, probablemente no imaginó que sus reflexiones llegarían a una audiencia tan lejana, temporal y geográficamente, como la Universidad Católica de Chile en 2015. Como tampoco se habrá figurado que estas se tornarían en un referente para la reflexión sobre la educación superior, incluso para instituciones cuyas posturas difieren considerablemente de la orientación Católica.
Su idea de universidad, en parte conservadora, forjada por sus estudios clásicos en Oxford, fue también demasiado moderna y su planteamiento fue incomprendido por sus contemporáneos, sin embargo, este trascendió y vino a ser apreciado un siglo mas tarde. Fue recogido por San Juan Pablo II en la constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae (1990)8 en la que señala el rumbo e identidad de una Universidad Católica. Citando a Newman, el Papa destaca aspectos claves de su Idea, como formar las mentes en la libertad y la sabiduría; aspirar a una síntesis más elevada del conocimiento; y consagrarse a la causa de la verdad.
Junto con el contundente contenido académico deja entrever su gran sensibilidad en sus escritos; su nostalgia de los años en Oxford, sus nobles aspiraciones y su sueño de establecer una Universidad inherentemente Católica. Pero sus ideas de avanzada le causaron grandes incomprensiones, incluso de quienes le habían asignado la tarea de la fundación de la universidad de Dublín. Newman, insaciable buscador de la verdad y fiel seguidor de la conciencia, no se dejó disuadir por las dificultades que encontró. Con su santidad y lucidez intelectual, fue más allá de las aspiraciones académicas de los católicos de su tiempo, quienes no comprendieron su novedoso planteamiento. Sin embargo, lo entendemos hoy, cuando nos encontramos discutiendo muchos de los temas abordados por Newman que siguen tan vigentes como en el momento de su publicación.
Notas
- La traducción y publicación de este trabajo fue resultado de un proyecto del Concurso de Investigación de la Pastoral 2013.
- Disponible en http://www.newmanreader.org/works/idea.
- Newman, J.H., Naturaleza y fin de la educación universitaria [trad. Julio Mediavilla] Epesa, Madrid. 1946.
- Newman, J.H., Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria [traducción, introducción y notas José Morales] Ediciones Universidad de Navarra EUNSA. Pamplona. 1996.
- The Idea. Prefacio.
- The Idea. Discurso 5.
- The Idea. Discurso 2.
- S.S. JUAN PABLO II, Const. Apos. Ex Corde Ecclesiae. 1990.