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Para lograr la paz, trabajemos por la justicia

Desde el golpe de Estado de 1973, en Chile hay personas que sufren la pérdida de sus esposos, padres, madres, hijos e hijas. Tomando los aprendizajes de iniciativas anteriores, y en línea con la reparación necesaria para avanzar en esta materia, se ha llevado a cabo un trabajo colaborativo entre el Gobierno y distintas universidades del país, para encontrar detenidos desaparecidos. Por su parte, la Iglesia católica sigue desempeñando un rol de apoyo a la víctimas y ahora continúa registrando testimonios y concientizando, para que no olvidemos lo sufrido ni lo volvamos a sufrir. 

En 2023, el Gobierno presentó el Plan Nacional de Búsqueda (PNB) —decreto 98 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos—, dirigido a las víctimas de desaparición forzada ocurrida en Chile, durante la dictadura. Esta iniciativa, definida como política de Estado, tiene como objetivos esclarecer las circunstancias de la desaparición y/o muerte, reconstruir sus trayectorias y localizar, recuperar, identificar y restituir sus restos mortales (ver tabla 1).  

El 18 de junio de este año, se realizó en la UC un seminario de reflexiones en torno al Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos1, donde participó el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Luis Cordero —entre otros integrantes del plan, el arzobispo de Santiago y familiares de detenidos desaparecidos—, quien expuso las siguientes cifras: “Las víctimas de desaparición forzada son 1.469. Ese número proviene de comisiones de investigación del Programa de Derechos Humanos, pero hasta el día de hoy, el Estado de Chile no tiene un documento oficial que indique el número total ni quiénes son. De ellos, 1.092 son detenidos desaparecidos y 377 ejecutados sin entrega de cuerpos. Solo 307 personas fueron ubicadas y entregadas a familiares. No sabemos dónde están 1.162 chilenos y chilenas”. 

A la fecha, se ha logrado establecer responsabilidades penales, condenando a agentes estatales como autores, cómplices o encubridores, y a civiles en las mismas calidades. Estos procesos han permitido identificar a 307 víctimas de desaparición forzada. 

Décadas sin pistas 

El Programa de Derechos Humanos es el órgano ejecutor del PNB, y hay un Comité de Seguimiento y Participación funcionando desde enero de este año, cuya misión es la de conocer, asesorar y hacer recomendaciones para su implementación. Las acciones las lleva a cabo el Ministerio de Justicia, a través de la Subsecretaría de Derechos Humanos. 

 Entre los integrantes del comité (ver tabla 2), hay tres académicos: Daniela Accatino, decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Austral de Chile, Lidia Casa, académica de la Universidad Diego Portales, y Patricio Bernedo, profesor del Instituto de Historia de la UC y director del Centro UC para el Diálogo y la Paz. Bernedo de talla así la reconstrucción de la trayectoria de los detenidos desaparecidos: “Significa conocer todos los momentos previos a la detención. Muchas de esas historias están disponibles, pero al revisarlas nuevamente, surgen más hallazgos que, por mínimos que parezcan, son muy significativos, especialmente para las familias”. 

A través del Poder Judicial, con el apoyo del Servicio Médico Legal, se están realizando trabajos de remoción en distintos lugares, donde se espera encontrar osamentas de los detenidos desaparecidos. Bernedo reconoce que “hay que ser realistas, las posibilidades son bajas, pero hay que agotar todos los recursos para cumplir con todos los objetivos del Plan”. 

El rol de la universidad  

Las universidades son parte del grupo de instituciones que genera más confianza en la ciudadanía2. Por eso, el aporte del mundo académico al PNB tiene legitimidad frente a la sociedad y las agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos. El profesor Bernedo agregó: “Esta tragedia de más de 50 años se ha politizado, en el mal sentido, cuando, en realidad, debería ser un imperativo ético de toda la ciudadanía. Especialmente, como universidad católica, podemos ir tendiendo puentes hacia las agrupaciones de familiares de detenidos desaparecidos, trabajar en conjunto con otras universidades (Austral de Chile y Diego Portales), e ir generando una mayor conciencia. En la medida que logremos despolitizar el tema, vamos a poder instalarlo en la sociedad como el drama que es”.  Al respecto, el ministro Cordero reforzó esta idea cuando precisó, en el mencionado seminario, que el plan descansa en un diagnóstico que no solo señala números, sino que trata de identificar quiénes son las víctimas: “La mayoría, hombres jóvenes; la mayoría, obreros y campesinos; la mayoría, sin militancia política. Lo que subyace al PNB es el reconocimiento del Estado: si el Estado cometió los crímenes, es el Estado el que debe hacerse cargo de la búsqueda”, sin importar el color político del Gobierno de turno. 

Respecto del trabajo de la UC, a fines de 2022, académicos de la Escuela de Psicología (EPUC) colaboraron en el diseño del PNB; en 2023, realizaron tres cursos sobre desgaste y cuidado de equipos (de personas) para funcionarios del PNB y la Subsecretaría de Derechos Humanos, puesto que, como explica el profesor Bernedo, “psicológicamente, es muy exigente y requiere de apoyo preventivo para la salud mental”. También se desarrolló una jornada para abordar los protocolos de trabajo del PNB, organizado por la EPUC con el equipo directivo del PNB, el cual involucró a especialistas de distintas universidades chilenas y un invitado internacional, y se dictó un curso sobre trauma psicosocial. Por su parte, académicos y estudiantes de pre y postgrado del Instituto de Historia desarrollaron un seminario y un grupo de investigación para reconstruir, inicialmente, 20 trayectorias de detenidos desaparecidos en el sector Cerro Chena, en San Bernardo. El mismo año, el rector Ignacio Sánchez hizo la entrega de títulos póstumos a estudiantes que fueron detenidos desaparecidos y ejecutados políticos. 

TABLA 1. Objetivos del Plan Nacional de Búsqueda. 

TABLA 2. Comité de Seguimiento y Participación del Plan Nacional de Búsqueda. 

Una novedad en esta búsqueda, en la que ha contribuido nuestra universidad, es el uso de la inteligencia artificial para alcanzar una mayor eficiencia en el manejo y cruce de los datos del PNB. Hay 10 millones de fojas (páginas) de casos judiciales llevados por jueces y ministros en visita. Revisar ese conjunto tan voluminoso de información y obtener hallazgos, lograr patrones de desaparición, averiguar sobre las trayectorias vitales o encontrar pistas eventuales de lugares donde puedan estar los restos de las personas sería imposible, puesto que supera las capacidades de trabajo de un ser humano. 

Duelo traumático3

Desde la psicología y el psicoanálisis se han construido muchas teorías y desarrollado un conjunto de estrategias psicoterapéuticas y de reparación psicosocial con víctimas de violaciones de derechos humanos. El académico de la Escuela de Psicología, Germán Morales, ha trabajado en ello desde los tiempos de la dictadura, y cita a Freud para hablar de los duelos traumáticos, habitualmente conceptualizados como melancolía, la cual caracteriza los procesos de duelo cuando una persona no puede despedirse ni separarse de lo perdido. Morales plantea: “¿Qué ocurre cuando no es la persona, sino el contexto el que impide hacer el duelo?”. La respuesta más acorde con el drama de los detenidos desaparecidos ha sido elaborada por su colega Elizabeth Lira, quien presenta el concepto de ‘duelo congelado’: “Surge la tristeza ambivalente de una ausencia que no se constituye como tal, pues la búsqueda infructuosa remite a re-vivir constantemente la pérdida. Este duelo no se congela por una patología de las familias, sino porque hay un contexto que dificulta la posibilidad de elaborar sanamente un duelo”. Es el caso de la sepultura y los funerales: “Los ritos permiten la recomposición de lo perdido para dar lugar al trabajo de duelo, que permite integrar la pérdida a través de los símbolos. Las familias se niegan a desaparecer a los suyos, como un deber ético, humano y emocional de memoria que nos conecta con los seres queridos que se han perdido, porque no se sabe dónde están”, explicó el académico, y agregó: “El Plan Nacional de Búsqueda expresa la necesidad de un tercero moral; es decir, que el Estado esté disponible para reconocer y contener al doliente por su duelo”. 

«Esta tragedia de más de 50 años se ha politizado, en el mal sentido, cuando, en realidad, debería ser un imperativo ético de toda la ciudadanía». Patricio Bernedo, Director del Centro UC para el Diálogo y la Paz. 

 

Hermanos en Cristo 

La Iglesia católica no fue ajena ante tales sucesos y, pocos días después del golpe de Estado, el cardenal Raúl Silva Henríquez firmó el decreto 158/73 del Arzobispado de Santiago para la creación del Comité de Cooperación para la Paz en Chile, conocido como Pro-Paz. El documento refiere que “se crea una Comisión especial para atender a los chilenos que, a consecuencia de los últimos acontecimientos políticos, se encuentren en grave necesidad económica o personal. Dicha Comisión, procurará dar asistencia jurídica, económica, técnica y espiritual”4. Patricio González López, estudiante de Derecho, constató más acciones de la Iglesia durante su investigación5, al indagar en la defensa de la dignidad de la persona humana por parte de esta institución, enfocada en el acompañamiento de las víctimas y sus familiares, específicamente, en la región del Maule, para descentralizar la búsqueda de información. En esa región, según el informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (2004), hubo 2.301 víctimas de persecución política y tortura, 71 personas ejecutadas y 59 detenidas desaparecidas, mayormente, en zonas rurales. El personal del Ejército y de Policía de Investigaciones fueron quienes perpetraron estas violaciones a los derechos humanos en las provincias de Curicó, Talca, Linares y El Maule. 

“La ayuda concreta es signo de amor entregado a los demás. En la Iglesia católica, eso se manifestó a través de diversos laicos y consagrados, destacándose las figuras del obispo de Linares, Carlos Camus, y del obispo de Talca, Carlos González”, recalcó el estudiante, quien en su investigación compartió testimonios de familiares de víctimas y agradece también, la labor de la Iglesia del Maule: “En todo momento, en todo el sufrimiento que tuve, sentía la presencia de Dios y de la Virgen. (…) Participamos en una misa con todos los nombres de los desaparecidos. Fue muy linda (…), eran mis primeros pasos para esta lucha que estoy dando hace tantos años, y fue al amparo de la Iglesia”. González destacó que la Iglesia no solo brindó sustento económico para muchas familias —dadas sus inclinaciones políticas, era difícil encontrar trabajo—, sino que, además, los sacerdotes de la época los ayudaban en la búsqueda de una fuente laboral; Caritas entregaba alimentos; crearon el diario Buena Nueva, para anunciar el Evangelio y alzar la voz contra la vulneración de la dignidad de las personas, y hubo comedores parroquiales periféricos para personas perseguidas. 

Se suele confundir esta acción de la Iglesia con una tendencia de izquierda, pero las acciones de los obispos, retratadas en la investigación, refutan esa idea: “La Eucaristía tuvo un rol central en la misión profética de la Iglesia, siendo motor de unión entre los familiares de víctimas de violación de derechos humanos, que mantenían la esperanza de tener noticias de sus seres queridos. La Iglesia del Maule fue una verdadera Madre y maestra de los pueblos6, llamada a acoger y proteger, encarnando la misión profética”. Uno de los entrevistados reconoció: “Si no hubiera sido por la Iglesia, la cantidad de muertos y desaparecidos habría sido tremenda. La Iglesia sí fue una voz potente, fuerte y práctica contra el régimen de la dictadura: les invalidó de alguna u otra manera el torturar”. 

En el documental Miércoles 15:30, memorias de una ausencia —transmitido en el mencionado seminario—, sobre la defensa y valor de la vida humana, monseñor Alejandro Goic, quien fue obispo auxiliar de Concepción durante la dictadura, aseguró: “La Iglesia hizo lo que tenía que hacer. Corrimos peligro, pero Tríptico “¿Dónde Están?” Fondo Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Linares. sabíamos que estábamos haciendo lo que nos correspondía; era nuestro deber. Los desaparecidos son tan hijos de Dios como nosotros”. Como dijo el papa Benedicto XVI a sus compatriotas alemanes, “no he mos sido creados para la comodidad, sino para cosas grandes, para el bien”7. 

Este registro fue realizado con dos cámaras, dos micrófonos y un par de luces, según su director, monseñor Fernando Chomali, el actual arzobispo de Santiago y gran canciller de la UC, quien también habló en el seminario sobre las protagonistas del registro cinematográfico: “Cuentan para que nosotros escuchemos. ¿Cómo no dejar un testimonio de sus vidas?”. Por su parte, monseñor Goic, entrevistado en el documental, destacó que fueron mujeres valientes, “con una conciencia muy clara de lo que es la dignidad humana, de gran profundidad humana y mucho amor. Su testimonio de vida nos hace mucho bien, porque detrás de cada una hay una búsqueda con amor”. 

Para monseñor Chomali, este home naje a los familiares de las víctimas no es política, “porque no sale de mi cabeza, sino de mi corazón”. Al preguntar dónde estaba Dios en estas extenuantes jornadas de búsqueda, de salir a reclamar por sus esposos y padres, el obispo responde: “En los espacios de solidaridad, en medio del error, cuando entre ellas se animaban con un ‘te guardé un pancito’. Tenemos que crecer en Chile, espero que (esta búsqueda) ayude a superar lo que nos separa”, concluye. 

Notas

  1. UCatólica (18 de junio de 2024). Reflexiones en torno al Plan Nacional de Búsqueda de Detenidos Desaparecidos [Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=MJ8o1uYxqCQ
  2. CEP (junio-julio de 2023). Encuesta Nacional de Opinión Pública N° 89. Centro de Estudios Públicos. https://www.cepchile.cl/encuesta/encuesta-cep-n-89/
  3. Según Freud, el trauma alude a la incapacidad del sujeto para procesar un evento vital que lo sobrepasa.
  4. Véase PUC (26 de septiembre de 2023). 50 años del Comité Pro Paz. Pontificia Universidad Católica de Chile. https://www.uc.cl/noticias/50-anos-del-comite-pro-paz/
  5. Los buenos samaritanos en la dictadura, de Patricio González López, es un proyecto financiado por el VII Concurso de Investigación y Creación para Estudiantes, organizado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana, en conjunto con la Vicerrectoría de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesora guía: Cristián Borgoño.
  6. Papa Juan XXIII (15 de mayo de 1961). Encíclica sobre el reciente desarrollo de la cuestión social a la luz de la doctrina cristiana. Roma.
  7. Discurso del papa Benedicto XVI a los peregrinos alemanes, 25 de abril de 2005.

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