Esta composición pertenece a Vicente Tobar Cerda, licenciado en Música mención Composición Musical, está cursando el Programa de Formación Pedagógica UC. Dentro de sus reconocimientos, en 2022 recibió el primer premio en el concurso de Composición “Dialogo in basso” y, en 2023, fue seleccionado dentro de las obras ganadoras del Concierto de Adoración Soli Deo Gloria.
La obra es una exploración textural constante e inquieta sobre armonías de influencia espectralista que alternan entre el movimiento y la quietud. A través de la música se exploran ideas sobre la luminosidad y cómo está se refleja en distintos entornos, siendo un mismo elemento presentado de distintas formas. La propuesta invita a pensar una luz aún más eterna y brillante que las del cosmos.
Entrevista a Vicente
¿Cómo conociste el Soli Deo Gloria y qué te incentivó a participar?
Lo conocí por compañeros de la carrera que habían participado. Como compositor es usual enterarse de convocatorias después de que estas concluyan, pero apenas supe que esta era anual, me fui preparando para presentar una propuesta el momento en el que se abriera el espacio.
¿Qué significa para ti, como compositor, haber colaborado en la adoración?
Es algo muy trascendental para mí porque me pone en una situación de humildad y mansedumbre ante mi propia obra, puesto que más que servir para mi gloria, sirve propósitos más elevados, considero que esto es muy poderoso en el contexto actual, más allá de si ocurre en un espacio sacro o laico.
¿Cuáles fueron tus fuentes de inspiración e influencias?
La música de Messiaen es una inspiración en conjunto con la de Wataru Miyakawa, pero lo que más tuvo impacto en mí durante el desarrollo de la obra fueron la películas 2001: Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick, y Arrival, de Denis Villeneuve; piezas que exponen la sensación de que existe algo más allá que solo nosotros de manera sutil y compleja, siendo muchas veces lentas y contemplativas, aunque obviamente, no traten de religiosidad ni de adoración, pero creo que ayudan de todas formas, por lo sutiles y etéreas que son. Creo que las sensaciones que provocan estas influencias pueden ir en servicio de la música sacra en el siglo XXI, yendo en línea con la creencia de que al espectador no se le puede entregar todo en bandeja, y que este busca un significado, el insinuar algo, más que revelarlo completamente, es más poderoso en inducir a la reflexión y la experiencia religiosa.
Mis influencias se ven reflejadas concretamente en la noción de bloque que posee, utilizándose la textura del cuarteto como una fuerza que va a una misma dirección, existiendo una sutiliza y riqueza en las desviaciones que las líneas individuales generan al salirse de este mismo bloque, dando paso a una sección nueva o a la evolución de esta, lo cual ayuda a una cohesión que, sin estos elementos, sería inexistente. Lo etéreo se revela en el constante uso de armónicos artificiales y trémolos, difuminando lo individual e invitando a la trascendencia.
¿Te ayudó a rezar y conectarte con Jesús colaborar en este proyecto?
Durante la realización de la pieza he tenido un cambio de rutina bastante brusco, por lo que existía un desbalance entre mis obligaciones académicas y mi quehacer creativo, esto me llevó a refugiarme y tener paz cuando escribía la obra (cosa que no es común).
¿Cómo fue la experiencia de escuchar tu obra siendo interpretada? ¿te lo imaginabas así?
Sin duda fue una muy grata, en la escritura contemporánea —y más aún cuando se trabajan técnicas nuevas— siempre existen dudas sobre si la notación fue suficientemente clara o de si se logrará el efecto imaginado, afortunadamente el cuarteto académico UC es uno sumamente profesional, y mis dudas descansaron en la realidad de la capacidad interpretativa que poseen, pudiendo la pieza ser interpretada sin problema en sus áreas de naturaleza extendida.
Puedes escuchar la obra de Vicente aquí: