Exhortación Apostólica Christus Vivit,
A los jóvenes y a todo el pueblo
Los jóvenes están en el corazón de Dios, y el Papa Francisco los invita a comprender y a vivir lo que esa predilección significa: “Un joven no puede estar desanimado, lo suyo es soñar cosas grandes, buscar horizontes amplios, atreverse a más” (CV nº15). Esta disposición no los involucra solo en lo personal, sino que enriquece la vida de toda la familia de la Iglesia, pues los jóvenes pueden aportarle “la belleza de la juventud cuando estimulan la capacidad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin recompensa, de renovarse y de partir de nuevo para nuevas conquistas” (CV nº37).
El Santo Padre los exhorta a vivir en relación con Jesús, quien los impulsa a crecer y a servir con toda la fuerza de la propia originalidad. El llamado no es a “ser santo y pleno copiando a otros”, sino “llegar a ser plenamente tú mismo, a ser ese que Dios quiso soñar y crear” (CV nº162). Si Dios sueña a cada uno (especialmente a los jóvenes) en grande, Francisco motiva a no contentarse con menos, asumiendo el “compromiso concreto de la fe para la construcción de una sociedad nueva… y así extender el Reino de Dios en el mundo” (CV nº168).
¡Descúbrete a ti mismo a la luz de Dios! (cf. CV nº257), es el llamado a cada joven y a quien quiere serlo a una valentía que saca de la propia comodidad para consolidar un vínculo y disponer al servicio; una valentía que, a imagen de María, “quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa” (CV nº44), y esa promesa es: ¡Vive Cristo, esperanza nuestra!