El peso de la palabra:
Carta Encíclica Laudato si’
Sobre el cuidado de la casa común
El primer capítulo de Laudato si’ trata sobre lo que le está pasando a nuestra casa común. El diagnóstico es claro: las rápidas transformaciones del mundo actual representan una grave amenaza. No basta con el progreso si este no incluye el cuidado del planeta; no basta con un crecimiento económico si falta equidad en la distribución de las riquezas. El daño del planeta se acompaña del sufrimiento de una parte importante de la humanidad que resulta duramente golpeada por la crisis. Por eso “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (LS 49).
Para hacer frente a la crisis, son invitadas todas las personas de buena voluntad. De esa mesa compartida también participa la perspectiva creyente. La riqueza cultural y religiosa de todos los pueblos —también la cristiana— ayuda a mirar el mundo con nuevos ojos. Una fundamental armonía y comunión con todo lo creado. ¿Por qué esto es tan importante? Porque su raíz no la debemos buscar en la escasez de recursos, sino en el modo de habitar el mundo que el ser humano ha hecho suyo. Por eso, si se trata de hacer frente a la crisis, la clave está en un nuevo modo de relación del ser humano consigo mismo, con los demás y con el mundo que habita. Es lo que el texto desarrolla en el capítulo 4, titulado “Ecología integral”, que vale la pena leer con particular atención.