La publicación de Amoris Laetitia reavivó en Iglesia la importancia de seguir profundizando en la situación de las familias en el mundo actual, ampliando la mirada y tomando conciencia de la relevancia de la alegría del amor. Asimismo, se ha dado más espacio para discutir sobre los roles que le corresponde a cada miembro de la familia y las implicancias que tiene el ser padre y madre.
¿Cómo se valoran las distintas figuras en el mundo académico?1
¿Qué desafíos traen a nuestra sociedad las nuevas realidades de composición familiar, que se alejan mucho del concepto tradicional de familia, como el hecho de que la mayoría de los niños nace fuera del matrimonio?
María Elena Santibáñez (MES): Desde mi área puedo señalar que, por ejemplo, todo lo que tiene que ver hoy día con infancia vulnerada da cuenta justamente de una falla en los núcleos parentales, no solo de familia nuclear sino de cualquier figura que signifique apego. En eso me parece que la familia tradicional que nosotros conocemos hoy día es casi una cuestión histórica… yo tengo dos hijos, uno biológico y uno adoptivo, y yo les digo: “ustedes tienen que darse con una piedra en el pecho porque esto de tener papá y mamá hoy en día es un privilegio, si se quiere decir privilegio, porque en general muchas mamás tienen que afrontar esto solas”.
«Me parece que estamos en un camino hacia la paridad pero no siento que seamos una sociedad par, claramente en eso nos falta todavía bastante».
María Elena Santibáñez
William Porath (WP): Es un gran desafío que se tiene que afrontar en una posmodernidad en que los roles se rompieron, o sea, era muy fácil mantener una idea de familia burguesa cuando la mujer solamente tenía un estereotipo al cual podía dirigirse, pero hoy por hoy no solo las mujeres, sino también el hombre, los jóvenes, los niños, profesores universitarios, todos tenemos muchas posibilidades de ejercer nuestro rol, muchos modelos distintos. Y en ese ambiente el desafío de formar una familia, de desarrollar una familia, de preocuparse de la asistencia espiritual y moral de la contraparte y los hijos se hace realmente difícil.
Patricia García (PG): Creo que la tarea es velar porque se mantengan aquellos valores para los cuales se consideraba o nosotros consideramos que es importante la familia hoy día. Cómo los podemos custodiar, igualmente, aunque no sea en una familia tradicional, digamos.
MES: También se generan problemas importantes por cómo está regulado el tipo penal en general, que hay que cuestionarse, porque se dan situaciones como lo que sucede con el femicidio. En nuestro país se consagró el femicidio íntimo, no femicidio en tanto matar a una mujer, entonces se establecieron ciertos parámetros: que haya sido cónyuge, que haya sido conviviente o que lo haya sido alguna vez en la vida, pero no regula por ejemplo los casos de pololeo o el caso de los padres de un hijo en común que nunca han tenido convivencia juntos.
Hoy la gran mayoría de las mujeres se lleva la carga de las tareas domésticas y de las labores de crianza. De hecho, uno de los mejores predictores de disponibilidad de tiempo libre, para las mujeres, es ser soltera. En los hombres es al revés, es ser casado. La mujer que se casa pierde tiempo libre2, el hombre que se casa gana tiempo libre. ¿Cómo podemos fortalecer que esa distribución sea más ecuánime?
WP: El problema, a mí modo de ver, en el fondo, es que la sociedad se enfrenta al desafío de la formación de los niños. En algún momento de la historia de la humanidad el problema estaba resuelto, los niños se le entregaban a la nodriza o al orfelinato, los papás los iban a ver una vez al año. En muchas partes de Europa fue así, los niños crecían lejos de sus padres y ahora nos enfrentamos a cómo la sociedad va a resolver ese problema. En Chile el desafío es mucho mayor porque tiene un camino de modernidad mucho más periférico, más dependiente, más sujeto a golpes que vienen de centros mucho más desarrollados unidos a una larga tradición propia. Es difícil, no hay una solución fácil. Probablemente la universidad tiene ahí una importante labor en crear consciencia de que los estereotipos tradicionales no tienen que ser una limitación.
«Toda familia tiene derecho a encontrar una solución para equilibrar el desarrollo de la pareja con el desarrollo individual y con la educación, preocupación y cuidado de los niños».
William Porath
MES: Me parece que también influye bastante el tema del poder económico y creo que es una realidad en Chile que la inmensa mayoría de los cargos altos y los mejores sueldos se los llevan los hombres. Eso es una cuestión que estamos trabajando, pero claramente el tema del poder económico influye en los roles que se llevan a cabo en la familia (…) Ahora me parece que también el hecho de valorizar el trabajo que hace la mujer en la casa hoy día ha sido un avance lo que se ha hecho en materia de familia, por ejemplo, establecer estas compensaciones económicas que antes ni se pensaba. Pero también creo que hoy día la sociedad es distinta (…) Me parece que hoy día estamos en un camino hacia la paridad pero no siento que seamos una sociedad par, claramente en eso nos falta todavía bastante.
WP: Yo creo que los católicos tenemos una tarea bien interesante ahí, porque nosotros tenemos las herramientas para hacerlo, que es cambiar esta lógica de que el éxito y la competitividad es lo único que mueve a la lógica capitalista (…) Tenemos que permitirle a todo ser humano, a todo hijo de Dios, el tener las posibilidades de desarrollo de acuerdo a sus méritos y de acuerdo a sus gustos. Yo siempre me reía mucho en Alemania, porque los alemanes tenían esta concepción de la especialidad, que si una mujer era cristiana tenía que quedarse en la casa, y si una mujer no era cristiana entonces tenía que trabajar. Y a mi señora le sacaban en cara: “pero si tú eres católica y vas a misa, ¿por qué tienes hijos y trabajas? Eso es contradictorio”. Eso se lo decían mujeres que trabajaban y no tenían hijos… Bueno, los católicos chilenos le hacemos a todas, somos “maestros chasquilla”. Yo creo que ahí sí, los católicos tenemos algo que aportar en esta sociedad capitalista, cambiando los valores.
PG: Esto se observa en el mundo académico. Si uno va mirando la proporción de mujeres que son profesores titulares en la categoría ordinaria, es infinitamente menor que los hombres. Y el tiempo que una académica mujer está en la categoría máxima como profesor titular es mucho más corto porque llega más tarde. Entonces, la cosa es ¿dónde uno puede poner todos los énfasis para lograr igualdad de oportunidades? Y que, en el fondo, una mujer u hombre que quiera quedarse en su casa sea por vocación. Ahora, obviamente, el parto y el amamantamiento son roles que fisiológicamente le corresponden a la mujer, por lo tanto, probablemente siempre va a haber un tiempo en que una, como mujer, va a tener que dedicar más al hijo. Pero, en el desarrollo de la carrera académica, yo creo que permitir que exista igualdad de oportunidades para hombres y mujeres sería a lo que a mí, personalmente, me gustaría aspirar.
WP: Claro, toda familia tiene derecho a encontrar una solución para equilibrar el desarrollo de la pareja con el desarrollo individual y con la educación, preocupación y cuidado de los niños. Y Hay una infinidad de funciones en la sociedad que pueden ser asumidos sin ningún problema por hombres o mujeres. Nosotros hablamos siempre de la secretaria y hablamos de la enfermera y ¿por qué no hablamos de los enfermeros y de los secretarios? En cambio, cuando se dice “un médico” siempre se piensa en un hombre. Ahí hay que ir haciendo consciencia de que estos roles no tienen por qué estar unidos a un determinado sexo o género.
MES: Lo que yo creo que hay hoy día es una indiferenciación de roles y me parece que los roles que hay hoy día no son los roles que existían antes. Me parece que eso de que “a ti te corresponde ser esto por ser madre o ser la esposa” hoy día está completamente alejado y uno trata de sacarle a los hijos esos estereotipos.
Varios estudios que analizan brechas de género de todo tipo, plantean que uno de los problemas, por ejemplo, en participación en asuntos públicos, tiene que ver con la poca visibilidad. Hay pocas mujeres, por lo que son poco visibles y hay pocos ejemplos. Y el argumento es “no puedo ser aquello que no veo.” ¿Cómo podemos (re)valorizar el rol de la mujer en los distintos espacios?
PG: Pareciera que esto es muy importante, la búsqueda de los modelos. En la Universidad, tener la oportunidad de que las mujeres académicas puedan ser mentoras de otras académicas jóvenes, va a ser un avance en el tema de buscar un par y va a haber facultades, como Derecho, en que nos va a costar probablemente encontrar, porque no hay profesoras titulares. En Ingeniería tampoco. Pero esto hay que ir promoviéndolo desde las bases.
WP: Veo también la necesidad de apoyar la maternidad y compensar, por ejemplo, en la carrera académica, o en la carrera laboral ese aporte que la mujer necesariamente hace a la sociedad, de manera que no quede en desigualdad de oportunidades luego de la maternidad, al seguir su carrera profesional o académica, o su desarrollo personal; ése es un gran desafío en que creo que los católicos podemos contribuir en las sociedades modernas, partiendo, justamente, de los principio evangélicos. Es un cambio cultural, es una forma de ver, de enfrentar, de sentir.
Y para ir haciendo este cambio cultural, ¿Sirve establecer cuotas de género? ¿Son necesarias? ¿Debería, por ejemplo, la universidad, establecer mínimos de mujeres en cargos de gestión?
MES: Me parece que establecer cuotas en cuanto a los cargos permite visibilizar esta aspiración legítima. Sobre todo si contamos con el capital humano para poder cubrirlos. A lo mejor el hombre en eso ve que puede haber cierto peligro porque va a tener una disminución en cuanto a la cantidad de cargos, pero si partimos de una mirada igualitaria, en el sentido de que no tiene por qué pensarse que todo el peso económico lo lleve el hombre, sino que hoy día es una cuestión pareja, me parece que es lo mínimo el hecho de establecer cuotas.
PG: Yo creo que los cargos académicos finalmente son mérito, entonces más que la universidad pensar que tiene que poner cuotas, lo que sí hemos promovido los decanos y en el consejo superior, es que en igualdad de méritos, a la persona que le toca la decisión, pueda tener la libertad de escoger a una mujer frente a un hombre. En una facultad en la que hay menos mujeres que hombres, tener presente que se necesitan mentoras para las académicas que vienen, además de todo el beneficio que dan estas dos miradas – hombre y mujer.
WP: Las leyes de cuotas de candidaturas me parecen más adecuadas que cuotas de cargos porque esta última puede ser antidemocrática, pero por lo menos establecer una cierta paridad de género va creando la idea de que cualquier rol puede ser asumido por hombres o mujeres. Vemos que los hombres han tenido siempre más posibilidades de desarrollo… el hombre se casa y tiene a la mujer con los hijos, por lo que puede desarrollar mucho más su carrera. Por lo tanto, si al postular a un cargo, sólo se toman en cuenta los méritos y no el sexo de la persona, la historia, la dependencia de la historia, hace que los hombres lleguen con mayor facilidad. Entonces, tal vez es absolutamente de justicia que en igualdad de mérito se prefiera una mujer.
«Estamos avanzando hacia el momento de la elección por la vocación. “No quiero estar en planta ordinaria porque quiero irme la mitad del tiempo a mi casa con mi hijo”, que eso lo pueda escoger un académico hombre o mujer».
Patricia García
PG: Hay que ser cuidadosos también en los desafíos porque no podría alguien sentir que cualquier beneficio lo obtiene sólo por ser mujer. Entonces yo creo que hay que hacer ciertas cosas explícitas que de alguna manera reflejen que hay igualdad.
Estamos avanzando hacia el momento de la elección por la vocación. “No quiero estar en planta ordinaria porque quiero irme la mitad del tiempo a mi casa con mi hijo”, que eso lo pueda escoger un académico hombre o mujer.
Notas
- «Cara a Cara»: tres invitados a dialogar sobre temas contingentes a la luz de la fe. William Porath Académico y coordinador de Investigación y director del Doctorado de la Facultad de Comunicaciones de la UC. Periodista por la PUC y doctor en Ciencia Política por la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, Alemania. wporath@uc.cl | Patricia García, Académica Escuela Medicina UC y ex directora de Desarrollo Académico de la Vicerrectoría Académica de la UC (2018). Médico cirujano y especialista en laboratorio clínico. pgarcia@med.puc.cl | María Elena Santibánez, Académica y directora del Departamento de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la UC. Abogado por la PUC y doctorando por la misma universidad. msantiba@uc.cl
- Baxter, J., “To Marry or Not to Marry: Marital Status and the Household Division of Labor”. En Journal of Family Issues, 26, 2005, pp. 300-321