El papa Francisco nos invita a recordar a los pueblos hermanos que aún sufren el hambre y son lamentables ejemplos de la “injusticia humana”¹ . La población en situación crítica de inseguridad alimentaria se concentra en países como Siria, Chad, Congo, Madagascar, Yemen, Somalia y Venezuela² , situación que se ha exacerbado con la pandemia del coronavirus. Esta realidad resulta incomprensible para quienes con certeza nos alimentamos al menos tres veces al día.

Cuesta imaginar que en pleno siglo XXI miles de personas se encuentran muy lejos de soñar con la meta de “Hambre mundial cero” definida para 2030, no solo por el déficit alimentario, sino también por aquellas muchas economías que sufren los excesos y la falta de equilibrio calórico en la dieta.

Siendo Chile un país que ha desarrollado una agricultura de altos estándares de calidad internacional, que podríamos titular como una “huerta que mira al mundo”, debemos atender este llamado a la luz de una “fraternidad abierta” a la que nos animan en Fratelli tutti. Sin duda que esta inspiración, proveniente de San Francisco, no nos puede dejar indiferentes. Enfrentamos como humanidad el mayor desafío: se requiere no solo que aumentemos la producción de alimentos para una población creciente, sino que debemos ocuparnos de propiciar el buen y justo uso de los recursos hídricos, de incrementar aceleradamente la adopción de energías renovables dentro de los procesos agroalimentarios y de medir, valorar e incrementar el cuidado de la biodiversidad dentro y en el entorno de los sistemas alimentarios. .

«La producción de alimentos debe combinar el sentido de cuidado de la persona humana con el cuidado e impacto en nuestra casa común que pueden tener los sistemas agroalimentarios».

Resulta crucial escuchar la señal de alerta de miles de científicos sobre la seriedad del cambio climático y la imperiosa “reingeniería” en el uso de recursos tan valiosos como el suelo, el agua, el aire y las especies que en ellos habitan. Dichos recursos deben ser valorados y racionalizados según su disponibilidad y la mejor forma de utilización.

Otro aspecto importante de mirar en los diversos sistemas alimentarios es la necesidad de desarrollo del comercio local y justo, para que miles de pequeños productores alcancen la sustentabilidad económica necesaria que les permita integrarse, en forma asociativa, a las cadenas alimentarias y desarrollarse conjuntamente con los desafíos tecnológicos actuales.

Tal como señala el papa Francisco, esta pandemia evidenció la imperiosa necesidad de “actuar conjuntamente” para enfrentar las “injusticias sistémicas” y socorrer a nuestros hermanos más pobres, al mismo tiempo que reaccionar en forma propositiva y concreta al descuido de nuestra casa común que “clama por el daño que le hemos provocado”. El desafío es enorme: mantener alimentos suficientes y de calidad para las personas, al mismo tiempo que reducir el impacto que los sistemas alimentarios pueden generar. Solo mediante esta dupla podremos seguir diciendo con certeza y esperanza “danos, hoy, nuestro pan de cada día”.

1. Carta al secretario de la ONU en julio de 2021 sobre los sistemas alimentarios. Disponible en: https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2021/ documents/20210706-messaggio-sistemi-alimentari.html
2. Von Grebmer, K. et al., Global Hunger Index: Hunger and Food Systems in Conflict Settings. Bonn-Dublín: Welthungerhilfe, Concern Worldwide, 2021