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Estudiantes que eligieron vivir sin religión

El artículo identifica los argumentos dados por los jóvenes estudiantes universitarios para dejar de ser católicos y sitúa su desafección dentro de un tema mayor: la movilidad religiosa en una sociedad cada vez más secular, donde crece el número de quienes se autoidentifican como “sin religión”.

Chile es hoy el país de América Latina con el mayor porcentaje de personas que se identifican como sin religión1 (35%), lo que está asociado a un desplome del catolicismo, que bajó de 65 a 44% entre 2010 y 2020. La Encuesta Nacional Bicentenario de 2021 confirma que el 37% de los jóvenes dice no tener religión o ser ateos, mientras que la Encuesta Nacional de Juventud de Chile, que en 1997 señalaba que el 8,3% de la población joven no tenía identificación religiosa, para 2015 destaca un aumento en la misma categoría del 48,3%. La misma encuesta para 2018 no actualizó esta información, pero dio cuenta de un declive en la confianza en las organizaciones religiosas: solo 7,3% declaró tener una alta confianza en estas organizaciones y un 4,5% en sacerdotes y pastores.

En síntesis, todos estos antecedentes dan cuenta de un proceso de desafección de los jóvenes en relación con la religión, un proceso continuo de más de dos décadas vinculado a una creciente secularización que, en los últimos años, ha aumentado por los escándalos de abusos al interior de la Iglesia católica.

La investigación mayor en que se insertan estos resultados corresponde a un estudio cualitativo no representativo, centrado en la obtención de relatos de vida sobre movilidad religiosa2 de jóvenes universitarios de distintas disciplinas pertenecientes a la UC y la Universidad Cardenal Silva Henríquez. En este caso, se comparte lo referido por 12 jóvenes (6 hombres y 6 mujeres), que han pasado de identificarse como católicos a personas “sin religión”. Con posterioridad al trabajo de recolección de relatos de vida, se realizó un proceso de validación de las causas de movilidad religiosa, identificadas a través de un taller de trabajo activo/participativo para procesos de investigación interactiva. Para el estudio de los relatos de vida se utilizó el análisis temático y para el taller se trabajó con el método de clasificación.

¿Cómo se mueven en materia religiosa los jóvenes?

Si bien por décadas se utilizó únicamente el concepto de conversión religiosa, en los últimos años, “se considera útil replantear la cuestión a partir del sintagma ‘movilidad religiosa’. Esta expresión abarca la conversión paulina, la búsqueda espiritual, la apostasía, la cohabitación entre diferentes credos y la afiliación por motivos familiares” 3. Una de las fortalezas del concepto “movilidad religiosa” es la posibilidad de entender la dinámica de entrada a una religión o la salida de ella, como también el fenómeno de las búsquedas y cohabitaciones entre diferentes credos.

En cuanto a cómo y por qué se produce el proceso de movilidad religiosa, hay diversas perspectivas. La primera es aquella donde se asume que crecen los grupos religiosos que ofrecen creencias y prácticas que ayudan a reducir el dolor y el sufrimiento, convirtiéndose la religión en una estrategia para superarlos. En una segunda perspectiva, el énfasis está en la búsqueda de libertad, reconociendo esta facultad como una de las motivaciones principales para la movilidad religiosa, en un marco donde priman más los lazos individuales que las identidades colectivas.

En la juventud, la movilidad religiosa es vista como parte de la curiosidad y el camino para encontrar lo que resulta apropiado; pero también es un ejercicio de la libertad personal, que permite la aplicación de un derecho, el cual muchos consideran violentado cuando sus padres o la tradición les “impone” una religión.

Es en este marco donde surge un grupo importante de jóvenes que responde “sin religión” en las encuestas sobre identidad religiosa. No obstante, en contexto Latinoamericano, las investigaciones revelan que “el 10% de los jóvenes que se declaran ‘sin religión’, dicen creer en Dios y apenas 1% son ateos o agnósticos”4, lo que hace pensar a este grupo, más bien, como “religiosos sin institución”.

Uno de los pocos estudios realizados en Chile que considera el tema de la movilidad religiosa —a partir de un trabajo con 876 jóvenes universitarios entre 2007 y 2012— permitió verificar cómo la religiosidad de los jóvenes no es una identidad estática, reportando cambios a lo largo de los tres tiempos del estudio 5.

Por qué abandonar a Dios y a la Iglesia

Producto de los relatos de vida recolectados, se logró identificar un conjunto de nueve consideraciones para dejar de reconocerse como católico y pasar a definirse como “sin religión”. Mediante el taller de validación, este conjunto de razones se reagrupó en tres grandes motivos queinteractúan entre sí para explicar la desafiliación y desafección de la Iglesia católica.

A. No necesito de Dios ni de la Iglesia. “…por qué hay que pedirle cosas a Dios si uno es el que escribe su camino, uno es quien, a través de sus méritos, logra cosas”, (entrevista 10_H).

Uno de los motivos para empezar a identificarse como “sin religión” es sentir que no se necesita de Dios para responder a las consultas vitales y enfrentar los desafíos de la vida. En una sociedad que proclama que nada es imposible y que es responsabilidad de cada uno lograr los objetivos trazados, Dios se hace innecesario. Se despliega, en definitiva, un yo omnipotente y autosuficiente y, en ese marco, los jóvenes “sin religión” no es que estén en contra de Dios, sino que plantean que pueden vivir sin Él. Coincide con ello el documento preparatorio para el Sínodo sobre los jóvenes (2017), que plantea que “los jóvenes no se ponen ‘contra’, sino que están aprendiendo a vivir ‘sin’ el Dios presentado por el Evangelio y ‘sin’ la Iglesia, apoyándose en formas de religiosidad y espiritualidad alternativas y poco institucionalizadas”6.

La razón para identificarse como “sin religión”, puesto que Dios resulta innecesario, está muy unida a aquellos jóvenes que abandonan la religión por considerar sus explicaciones sobre la vida y lo que acontece en ella insuficientes frente a las posibilidades que aporta la ciencia; pero también está unida a aquellos que abandonan la Iglesia porque consideran que han madurado, dejando atrás un “infantilismo” sin mayores cuestionamientos. Una tercera variante es aquella donde se reconoce un proceso gradual en el cual se deja de participar dentro de la Iglesia —ya no es una necesidad— impulsado por otros, como sus propios padres y hermanos, que han hecho lo mismo.

Muchas veces, lo que existe detrás de estas conductas de desafección es un rechazo a la institución religiosa.

A este respecto, “la secularización, más que un proceso lineal de extinción de la religión es un proceso de reducción del espacio social de la religión, con lo cual se produce una dispersión de las creencias y una desregulación institucional”7. En este sentido, como indica Hervieu-Léger, es necesario comprender que la secularización no es la pérdida de la religión en el mundo moderno, “es el conjunto de los procesos de reacomodo de las creencias (…). Es el hecho de que esta creencia escapa de manera muy amplia, al control de las grandes iglesias y de las instituciones religiosas”8.

B. No quiero una institución que me coarte.“… antes, yo igual me regía en ciertos parámetros de, no sé, de ciertas reglas que al final uno piensa ‘pero por qué tiene que ser así’, y claro, uno cuando es chica igual normaliza ciertas cosas”, (entrevista 2_M).

Durante las entrevistas, surgieron diversas razones para dejar la Iglesia y declarase “sin religión” que tienen en común el cuestionamiento a la Iglesia católica como una institución que coarta la libertad. Se le cuestiona que está repleta de formalismos e imposiciones, que en su forma de ser es autoritaria, opresora y discriminadora, que enjuicia e impone prohibiciones a las personas; en definitiva, que es una institución rígida, desactualizada, que no está abierta al cambio.

Sin cuestionar cada una de estas constataciones, percepciones o sentimientos de los entrevistados, no se puede dejar de reconocer que, probablemente, al vivir en una sociedad que valoriza la libertad personal, toda prohibición resulta un atentado. En este marco, se puede coincidir con Lipovetsky9 en que las imposiciones colectivas han cedido y, con ello, los compromisos, instalándose el reinado del individualismo. Afirma, además, que “la individuación extrema de la relación con el mundo constituye la dinámica social fundamental que encontramos en el núcleo de la revolución de lo ligero. La vida sexual es libre, la familia y la religión se han desinstitucionalizado”10. En esta sociedad de primacía de la autonomía del sujeto, ninguna institución puede imponer normas como lo hacía antes aludiendo solo a su autoridad, incluso en el campo de lo religioso; la independencia personal prima cada vez más y las creencias que se fundan en lo ofrecido por las religiones institucionales, cada vez menos.

C. No quiero ser parte de una institución incoherente. “Para mí fueron como muy incoherentes, o sea, proclamar el amor al prójimo y, por ejemplo, rechazar a ciertas comunidades, ciertos grupos, yo creo que eso fue lo que me desilusionó mucho”, (taller_jóvenes).

El tercer tema dice relación con la desilusión generada por los miembros de la Iglesia católica. Se cuestiona a la Iglesia por la distancia entre su discurso y su práctica a lo largo de la historia; pero, en lo más inmediato, se cuestiona la partici- pación de consagrados y laicos compro- metidos en situaciones de abuso sexual y de poder. En este sentido, como indica la Comisión UC para el análisis de la crisis de la Iglesia católica en Chile, “la confianza puede estar afectada por un proceso subyacente de secularización y desafección religiosa —sobre todo en las nuevas generaciones—, pero el ritmo de caída en la confianza está visiblemente determina- do por los grandes episodios de develamiento público del abuso sacerdotal”11. En otras palabras, se reconocen los dos temas anteriores: una secularización que lleva a considerar a Dios como innecesario y la existencia de una desafección que aleja de una institución que, en palabras de los entrevistados, impone reglas y limita las libertades. A estas dos, entonces, se suma con mucha fuerza la tercera razón del alejamiento de la Iglesia: su incoherencia y, con ello, la pérdida de confianza.

Notas

  1. Latinobarómetro, Informe Chile 2020. Santiago: BID INTAL, 2020, pág. 39.
  2. Proyecto financiado por el XVII Concurso de Investigación y Creación para Académicos, organizado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana en conjunto con la Vicerrectoría de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020.
  3. Garma Navarro, C., “Conversión y movilidad religiosa, propuesta para su análisis”, Cultura y Representaciones Sociales 12, 24, 2018, pág. 97. DOI: https://doi.org/10.28965/2018-024-04.
  4. Camurça, M., “Os ‘Sem Religião’ no Brasil: Juventude, periferia, indiferentismo religioso e trânsito entre religiões institucionalizadas”, Estudos de Religião 31, 3, 2017, pág. 58. DOI: https://doi.org/10.15603/2176-1078/er.v31n3p55-70
  5. Silva, J. et al., Jóvenes, cultura y religión. La evolución de las identidades, creencias y prácticas religiosas en jóvenes universitarios. Santiago: Ediciones Universidad Católica, 2017.
  6. Sínodo de Obispos, XV Asamblea general ordinaria. Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Documento preparatorio, pág. 5. Disponible en: https://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_ doc_20170113_documento-preparatorio-xv_sp.html [25 de mayo de 2022].
  7. Hervieu-Léger, D., El peregrino y el convertido. La religión en movimiento. México: Ediciones del Helénico, 2004, pág. 209.
  8. Ibíd., pág. 43
  9. Lipovetsky, G., De la ligereza. Hacia una civilización de lo ligero. Barcelona: Anagrama, 2016, pág. 11.
  10. Ibíd., pág. 12.
  11. Pontificia Universidad Católica, Comprendiendo la crisis de la Iglesia en Chile. Comisión UC para el análisis de la crisis de la Iglesia católica en Chile. Chile: Pontificia Universidad Católica de Chile, 2020, pág. 47. Disponible en: https://www.uc.cl/site/efs/files/11465/documento-de- analisis-comprendiendo-la-crisis-de-la-iglesia-en-chile.pdf

1 comentario en “Estudiantes que eligieron vivir sin religión”

  1. Joaquín Gorreta Martínez

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