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Entrevista a la ganadora

La Pastoral UC, en conjunto con la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana de la Universidad Católica del Norte, la Escuela de Artes, el Instituto de Estética de la UC y la Conferencia Episcopal de Chile convocaron a la segunda versión del concurso de fotografía del patrimonio religioso chileno, Instantáneas de Fe.

En esta ocasión, la ganadora fue Sofía Sepúlveda Villalobos, estudiante de Dirección audiovisual y Arqueología, quien retrató la figura de Santa Teresa de los Andes en la Iglesia de la Veracruz, templo que después de cuatro años cerrado por un incendio ocasionado en el marco del estallido social de 2019, finalmente reabrió sus puertas. Ver reportaje de The Clinic.

Fotografía ganadora, por Sofía Sepúlveda.

¿Qué te movió a mandar tu foto al concurso? ¿Pensaste que podrías ganar?
Entrar a una Iglesia quemada, pero abierta, fue una experiencia conmovedora y catártica, que se queda conmigo hasta hoy. Ver una figura religiosa femenina en pie, en medio de los escombros, me causó una gran impresión. Siempre he visto representaciones del dolor y el sufrimiento de formas más “luminosas”, y sentí que, en medio del hollín y las paredes descascaradas, había una muestra más genuina de la perseverancia y fuerza vital que implica el resistir y habitar ese dolor. Sentí mucha empatía y quería que esta viviera más allá de mí.

Por azares, después de mi visita a esa construcción en el marco del día del Patrimonio, me llegó la invitación al concurso y sentí que era la instancia perfecta para darle un sentido más allá de mi a lo que experimenté ese día. No tenía en mi mente ganar, más que nada quería que más gente conociera el estado de la Iglesia y, si tenía suerte, poder transmitir a otros aquello que sentí cuando vi la imagen de Santa Teresa, totalmente oscurecida por las cenizas y el humo, rodeada de muros resquebrajados.

¿Cuál es tu aproximación a la fotografía? ¿Te dedicas a ella hace tiempo?
Desde niña me interesó la fotografía, crecí jugando con ella y amándola. Tuve la suerte de tener una cámara en mi adolescencia, que ocupo hasta el día de hoy, con la cual pude ir aprendiendo más. Siempre lo vi como un hobby y una profesión improbable, de ensueño, hasta que la pandemia y el encierro, que coincidieron con mi primer año universitario, me hicieron replantearme lo que iba a ser mi futuro. No pude concebir la vida sin dedicarme al lado creativo y la cámara con la crecí, así que cambié mi rumbo desde la carrera de Arqueología hacia la comunicación audiovisual. Por cosas de la vida, junto a la fotografía y la narración me pude reencantar con la primera y, actualmente, curso carreras paralelas.

¿Tienes alguna relación especial con la Veracruz que te llevó a elegir ese lugar para hacer la foto?
Crecí en Santiago Centro, por lo cual la comuna, sus parques, calles, galerías y edificios son para mi corazón un gran patio extendido que siempre llevo y vuelvo a recorrer con cariño. La Iglesia de la Veracruz siempre me llamó la atención en el Barrio Lastarria, y recuerdo siendo pequeña haber asistido a un bautizo. Aunque realmente la mayoría de lo que recuerdo son el resbalín y los columpios que había en la plaza que esta frente, donde jugué parte de la ceremonia. La Iglesia siempre persistió en mi mente como un espacio luminoso, con gente y que convivía con el juego.

El periodo después del estallido social coincidió con mi cambio de casa y la pandemia, por lo cual las veces que me topé con ella, siempre cerrada, fueron de pasada. Este año no pudimos entrar a los lugares abiertos con mi pareja en el día del Patrimonio hasta que, por cosas de la vida nos encontramos en Lastarria, y decidimos visitar la Iglesia donde se habían casado sus padres: la Veracruz que, por fin estaba abierta, pero solo por un costado, para quienes tuvieran la curiosidad suficiente para entrar en este lugar que no formaba parte de la ruta de edificios patrimoniales. Ese día no llevaba mi cámara de siempre y me arrepentí profundamente, con cada paso que daba dentro de ella. No obstante, me siento muy feliz de haber podido entrar igual e inmortalizado ese momento con lo que tenía a mano: mi celular. No soy una persona particularmente religiosa, a pesar de que estudié en colegios católicos, pero probablemente por lo mismo ver el interior de una Iglesia quemada, pero aún en pie y en uso, me conmocionó profundamente. Personalmente, fue algo muy bello, agridulce e íntimo.

¿Cuándo nació tu interés por el patrimonio religioso?
Estoy lejos de profesar la fe católica, pero me considero una persona más bien espiritual y todo lo que tiene que ver con religiosidad popular, las iglesias, los bailes, las tradiciones y el patrimonio religioso son, para mí, un espacio seguro y querido, probablemente por haberme criado en ellos y por una inclinación personal a todo lo que me remita al pasado y lo trascendental. Es la razón de que el patrimonio religioso, independiente de la religión, me atraiga tanto. Crecí en un contexto católico, por lo que siempre le tendré un lugar especial en mi corazón a su patrimonio religioso.

 

 

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