Hna. Nelly León CorreaReligiosa del Buen Pastor Capellana en la cárcel de mujeres. Fundadora y presidente de la Fundación Mujer Levántate.

Rabino Diego Edelberg, Magíster en educación judía por el Hebrew College de Boston, Estados Unidos. Ba en Artes Musicales por el IUNA de Buenos Aires, Argentina

Pastor Héctor Tapia SalazarPastor en la Iglesia Roca de Refugio de Antofagasta, corporación iglesia cristiana pentecostal de Chile.

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Participación y Comunión en diversas comunidades

DIÁLOGO ENTRE CREYENTES Y NO CREYENTES

Hna. Nelly León Correa,
Religiosa del Buen Pastor. Capellana en la cárcel de mujeres. Fundadora y presidente de la Fundación Mujer Levántate

SINODALIDAD ES UNA PALABRA QUE RESUENA FUERTE en nuestras comunidades, es eco del llamado realizado por el papa Francisco, a vivir el Sínodo de los obispos con el fuerte desafío de caminar juntos en comunión y participación y de salir a la misión, como una “iglesia en salida”. El pedido apremiante es a dialogar con los otros, y el doble movimiento de salir y entrar nos invita a no quedarnos entre cuatro paredes anunciando el Evangelio, sino a ir tras el Evangelio que habita otros lugares, otras religiones, otros pensamientos políticos, otras realidades sociales.

En la cárcel de mujeres de Santiago, donde realizo mi misión, intentamos vivir la sinodalidad desde la centralidad de Jesús de Nazaret, quien acoge nuestras diversas realidades haciéndose uno con la humanidad caída y pecadora, quien se inclinó ante nuestro pecado para ponerse a nuestra altura. La realidad que se vive en la cárcel es la del Evangelio vivenciada por Jesús, donde el Espíritu Santo resuena en el corazón de cada mujer, desde donde caminan juntas y desarrollan un sentido de comunidad que anima y alienta.

Ha sido un redescubrimiento para cada mujer el sentirse unida a otras y percibir la realidad de la Iglesia que cruza los muros de su reclusión, con una fe no solo personal, sino comunitaria, con sentido de pertenencia a una entidad más grande, que es la Iglesia universal, donde todas estamos llamadas a ser parte.

¿Cómo expresar lo vivido en este tiempo? Esperanza, apertura, acogida y diálogo son palabras que se repiten en las reflexiones. Además, la forma de rezar las oraciones tradicionales, de cantar, haciéndolas inclusivas, es una forma de escuchar la identidad de quienes componen esta comunidad tras los muros, una forma de escuchar esta porción del pueblo de Dios.

Rabino Diego Edelberg
Magíster en educación judía por el Hebrew College de Boston, Estados Unidos. Ba en Artes Musicales por el IUNA de Buenos Aires, Argentina

EL RABINO Y PROFESOR ABRAHAM JOSHUA HESCHEL, uno de los más destacados teólogos judíos del siglo XX, enseñó que el judaísmo no demanda de sus adherentes “un salto de fe”, sino “un salto de acción”. Después de marchar codo a codo con el pastor Martin Luther King por los derechos de las minorías afroamericanas, discriminadas en Estados Unidos, declaró: “Ese día, mientras marchaba, sentí que mis piernas rezaban”. Esto es lo que une a los judíos en sus sinagogas: el llamado de Dios a convertir la palabra de inspiración divina, semicapturada en un texto, en acciones concretas en las que cada uno descubra qué talentos o habilidades posee para impactar en el mundo, cambiándolo de forma que pueda acercar la era mesiánica.

Lo que une y reúne a los judíos en una sinagoga no es solamente lo que creen, sino lo que sienten que son llamados a hacer. La común unidad que crea y sostiene cada comunidad judía se construye en la interpretación que dicho grupo hace de la Torá, que nos convoca a hacer algo con nuestra vida a partir de lo que entendemos que está escrito allí. En este sentido, la Torá no es descriptiva —del mundo que es—, sino prescriptiva —del que debería llegar a ser—. Esa tarea de hacer del mundo un lugar cada día mejor, más justo, más humano y divino al mismo tiempo, recae en la responsabilidad de la justicia social compartida con el creador. Cada judío, al vivir en comunidad, siente que forma parte de algo más grande, de un plan mistérico, que cada generación inspirada en Dios intenta aportar su mejor contribución de acuerdo con los desafíos de cada era.

Cuando un judío entra a su sinagoga, quiere expresar su pertenencia, de la misma manera que la Torá lo exige y que Heschel expresó elocuentemente. A través del estudio del texto, nos une la intención de develar qué se espera de nosotros y así, en acciones concretas, acercar el cielo con la tierra desplegando la fe en algo tangible, mientras convertimos lo material en intangible. Los mandamientos nos convocan a preocuparnos por cuidar la tierra, dándole su año de descanso, a honrar a los padres, a no asesinar, no robar, no codiciar, cuidar el Shabat, dejar algo de la cosecha para el más necesitado —renunciando a la idea de que uno realmente puede “quedarse con todo”—, preocuparnos de la viuda, del huérfano y del pobre. Para un judío, una injusticia en un lugar es una injusticia en todas partes, y por eso Moisés libera al pueblo de una tiranía, inspirando a cada judío en cada generación a la justicia social. Participamos y nos unimos bajo los tres pilares de Dios, Torá e Israel.

 

Pastor Héctor Tapia Salazar
Pastor en la Iglesia Roca de Refugio de Antofagasta, corporación iglesia cristiana pentecostal de Chile.

CUANDO HABLAMOS DE IGLESIA, generalmente, nos imaginamos un edificio cuya infraestructura se llena de personas todos los domingos. Pero, en realidad, la iglesia la conforman los creyentes que se han tomado de la mano de Dios, quien se ha acercado al hombre para traerle el perdón de los pecados, la salvación y la posibilidad de entablar así una relación que perdurará por la eternidad. No tiene nada que ver con el templo, que es el lugar donde se reúne la hermandad.

La iglesia que formamos junto a mi esposita no ha nacido de nuestro deseo, sino del corazón del Señor. Al principio, nos juntábamos en casa, movíamos todos nuestros muebles, ordenábamos las sillas que habíamos obtenido con la cooperación de cada hermano, colocábamos un púlpito y realizábamos el culto. Ahora, lo realizamos en el templo que hemos construido con el esfuerzo y apoyo de todos quienes forman parte de la iglesia.

Nos dimos cuenta de la comunión que se generaba entre nosotros al cantar alabanzas, orar y, por supuesto, escuchar el sabio consejo que nos dejaba su palabra, la Biblia explicada y exhortada por quien predicara. La comunión tiene que ver con la relación mutua entre Dios y el hombre, pero también con el prójimo (1 Juan 1:3). Hemos visto cómo el Señor ha restaurado matrimonios, sanado a enfermos y levantado al que ha llegado sin fuerzas a sus pies.

Los hermanos participan en las actividades que realizamos, como las reuniones de membresía, en las que acordamos nuestras tareas. Los que son miembros activos tienen voz y voto. Los gastos de tesorería los asentamos en un libro de cuentas que administra un hermano de confianza, para mantener la integridad y buen testimonio del uso que se ha dado al dinero. Nuestro trabajo está enteramente encaminado a las Escrituras, como dice el salmo 119:105: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Es la forma de encontrar la voluntad de Dios no solo para nosotros, sino para quienes se acercan de corazón sincero a pedir su dirección.

Siempre les digo a mis hermanos que somos una familia, llamada Roca de Refugio, y que cada uno tiene una función en ella, siendo aceptados en la familia de Dios para mostrar su amor a este mundo que tanto lo necesita.

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