Entre las obras de Fernando Castillo Velasco (1998 – 2013) destaca la incorporación del edificio del Colegio de las Monjas Francesas a la Universidad Católica en 1971. La obra de características neorrománicas, proyectada en 1926 por los arquitectos Juan Lyon Otaegui y Luis Azócar 1. en la chacra San José de Ñuñoa para el nuevo colegio- convento, fue estructurada sobre la base de un trazado ortogonal configurando un eje norte-sur donde la iglesia se ubicó en el centro del conjunto.
Poco a poco la estructura fue recibiendo el crecimiento de la ciudad. Hoy la antigua chacra ha sido reducida a una manzana y el edificio queda encerrado por residencias en tres de sus bordes. Durante los años setenta los nuevos habitantes universitarios multiplicaron las ideas para potenciar y modificar sus espacios, usos y carácter.
En cada uno de los ocho patios es posible percibir características propias: el que hace de atrio para acceder a la iglesia se revela íntimo y blando donde las palmeras enmarcan la verticalidad de la fachada del templo, sin superarla en su altura. Las enredaderas cubren los muros y caen sobre los arcos haciendo de amortiguadores del sonido y generando una atmósfera de silencio. Los patios centrales del conjunto divididos por el cuerpo de la capilla, teniendo las mismas medidas y proporciones, quedan determinados por el tratamiento de sus superficies. El magnífico patio de la biblioteca, con sus arcadas y la coronación de la iglesia llena de luz y sol, muestra sin reservas la albañilería en ladrillo.
Los espacios interiores, más allá del tiempo y las circunstancias, mantienen y transfieren su magnificencia y la fortaleza de sus magnitudes. El campus Oriente, como tal, sucesivamente se ha ido modificando de acuerdo a requerimientos puntuales. En el siglo XXI pareció que ya se veía su destino como Centro de las Artes y se encargó el diseño de un teatro y sala de conciertos. A la luz de los nuevos escenarios urbanos, económicos, culturales y los cambios del país, se realizó en 2010 un estudio sobre la base de posibles proyectos de gestión donde se propusieron acciones que apuntan a una renovación y proyección futura de este patrimonio. Iniciativas esperanzadoras que están a tiempo de hacer de ellas una obra abierta que convoque la misión de UC, las artes, la ciudad, la arquitectura y todas las manifestaciones contemporáneas. Quedamos a la espera.