Eugenio Bobenrieth, Académico Facultad de Agronomía UC
Francisco Chateau, Académico Escuela de Arquitectura UC
Jan Kiwi, Académico Facultad de Matemáticas UC

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Atrio: ¿Cuál es la excelencia que busca la UC?

DIÁLOGO ENTRE CREYENTES Y NO CREYENTES

Eugenio Bobenrieth
FACULTAD DE AGRONOMÍA 

El Decreto de Rectoría PUC de Reglamento del Académico firmado este año establece normas y procedimientos para los académicos de la UC. De las categorías académicas, establece que el primer requisito para ser designado profesor asociado o profesor titular es “haber demostrado en su trayectoria académica y personal un compromiso con la misión de la Universidad y los principios y valores que la sustentan” (notemos que es “la misión”, en singular). ¿Cuál es “la misión” de la Universidad y los principios y valores que la sustentan? En el número uno de la declaración de principios de la UC leemos que “la Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido fundada por la Iglesia, y permanece mediante el esfuerzo de Pastores y laicos como una de las variadas formas con que cumple su misión de anunciar el Evangelio a todos los hombres y en todos los ambientes”. Un profesor o profesora debe buscar la verdad y demostrar competencia académica al más alto nivel de acuerdo con estándares internacionales. ¿Hay algo más en la misión de una universidad católica? La respuesta es obvia: la misión de anunciar el Evangelio implica mucho más. Para tomar un ejemplo, Mateo 25, 31-46 enseña que Cristo se identifica y nos medirá en relación a nuestro compromiso con los más humildes y marginados de la sociedad. Más allá de nuestras opiniones y diferencias, allí tenemos un patrón de medida sin ninguna ambigüedad. 

Vuelvo a la pregunta: ¿Cuál es la excelencia que busca una universidad católica?  ¿Sólo un católico lo puede cumplir? En mi opinión, no. La tarea del compromiso con los más humildes no es exclusiva de los católicos. San Pablo, en su carta a los corintios, escribe que “hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor”. La diversidad en una universidad católica es buena, porque existe riqueza en la diversidad, el pueblo de Dios no es homogéneo. La pregunta es ineludible y no tengo la respuesta. Sólo se me ocurre dejar que el Espíritu Santo muestre su fuerza.

Francisco Chateau
FACULTAD DE ARQUITECTURA, DISEÑO  Y ESTUDIOS URBANOS

Para responder a la pregunta por la excelencia que se busca en la Universidad Católica de Chile, quisiera hacer uso de las palabras contenidas en el discurso que el papa Francisco leyó, recientemente, en nuestra casa de estudios. En ellas, se propone un vínculo entre el rol que tiene la universidad para el desarrollo del país y la búsqueda de la excelencia y la calidad, sugiriendo que esta búsqueda debe ser entendida como un medio para potenciar y enriquecer nuestro quehacer universitario, y no como un fin en sí mismo, como a ratos tendemos a creer; simplificando y empobreciendo nuestra mirada sobre el rol que le cabe a la Universidad Católica en el desarrollo de nuestro país.

La comunidad educativa guarda en sí un sinfín de posibilidades y potencialidades cuando se deja enriquecer e interpelar por todos los actores que configuran el hecho educativo. Esto exige un mayor esfuerzo en la calidad y en la integración, pues el servicio universitario ha de apuntar siempre a ser de calidad y de excelencia, puestas al servicio de la convivencia nacional. Podríamos decir que la universidad se vuelve un laboratorio para el futuro del país, ya que logra incorporar en su seno la vida y el caminar del pueblo superando toda lógica antagónica y elitista del saber.

Quisiera destacar el valor que se le asigna a la interpelación entre los diferentes actores de la comunidad universitaria como mecanismo para enriquecer y potenciar nuestra universidad, pues desde mi punto de vista, es justamente allí, en el debate y la confrontación de ideas, que la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) puede integrar la complejidad y diversidad que actualmente existe en nuestra sociedad, convirtiéndose efectivamente en “un laboratorio para el futuro del país”. Por último, quisiera celebrar (y agradecer) la invitación que se me ha hecho para participar de esta columna, construyendo una suerte de respuesta coral donde una de las voces pertenece a un profesor católico, la otra a un profesor judío y la otra (la mía), a un profesor que no cree en la existencia de dios y no profesa ninguna religión.

Jan  Kiwi
FACULTAD DE MATEMÁTICAS

Condición necesaria para ser una excelente universidad católica es erguirse sobre sólidos pilares en sus dos actividades fundamentales: la investigación y la docencia. Además, en mi opinión, nuestra universidad está llamada a ser “una” en su diversidad. Reflejando así la unidad en la búsqueda de la verdad y el cultivo del conocimiento. Unidad que debe darse en un contexto de diversidad disciplinar, social, económica, religiosa y política. Mantener el foco en la investigación y la docencia, a pesar de las vicisitudes de la Iglesia y del país, representa hoy un desafío aún mayor. 

La diversidad en un contexto respetuoso, como lo establecen los principios de la PUC, es particularmente relevante para que tanto católicos como no católicos desplieguen todo su potencial. Como académico judío, el compromiso de esta universidad por aportar a la sociedad y al país, anclada en el cultivo de altos estándares de calidad en la investigación y en la docencia, en un entorno diverso y respetuoso, provee el ambiente propicio para contribuir a su excelencia. Aquí es clave el concepto judío de tikún olam, que en hebreo quiere decir “reparar el mundo” y que expresa parte importante del sentido de nuestras vidas: aportar con nuestro grano de arena a mejorar y/o perfeccionar este mundo que vemos algo roto o algo dañado.

La PUC representa un espacio para mi propio tikún olam: para formar gente de bien, con honestidad y profundidad intelectual, capaz de transformar Chile.
Y muy especialmente me ha permitido poner mi propio grano de arena en la consolidación de la Facultad de Matemáticas como un espacio privilegiado de oportunidades para que cualquier joven apasionado por las matemáticas reciba una formación de clase mundial en Chile. 

Atrio del Templo de Jerusalén. Espacio de los gentiles y paganos, atrium gentium, donde todos podían entrar y permanecer, dialogando de cultura, lengua o profesión religiosa. Un lugar de encuentro y diversidad.

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