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Buscamos a Quienes las Dificultades No les Quiebran la Pasión

En 2003, la Fundación Belén Educa inauguró un colegio en La Legua Emergencia. Un establecimiento para 500 alumnos de Prekínder a Cuarto Medio: el Colegio Arzobispo Manuel Vicuña. Llegamos al sector con una inmensa ilusión de hacer grandes transformaciones en su cultura. Las puertas se abrieron, pero de los 500 alumnos, solo llegaron 170. Comprendimos que teníamos mucho trabajo y que no sería fácil. Había que instalar en la cultura de las familias  del sector el valor por la educación. El crudo discurso de los papás era «¿Para qué sirve la educación? Llegué a Cuarto Medio y aún sigo rodeado de la violencia, las drogas y las balas» o «No sé ni leer ni escribir y me basta un puro papelillo para hacer la plata de la semana».

Los primeros años fueron duros. Contábamos con una experiencia significativa, pero debimos adecuar el proyecto educativo a la realidad de La Legua y buscar el perfil del líder y del equipo que debían conducir el colegio. Durante este primer período recibimos la primera medición del Simce. En Cuarto Básico no superábamos los 190 puntos ni en Lenguaje ni en Matemáticas. Eran 60 puntos menos que el promedio nacional. En un año nuestros alumnos no habían aprendido nada… gran frustración. Tres años necesitamos para emprender un rumbo más adecuado. Este ajuste fue doloroso e incomprendido, pero la decisión era una: «educación de calidad para nuestros alumnos».

«El amor por los alumnos y la tarea bien hecha es lo que confirma que se puede dar una educación de calidad en sectores vulnerables».

 

Hoy, después de mucho esfuerzo, celebramos con nuestros profesores y alumnos ser los número uno de la Región Metropolitana en el Simce de Matemáticas en nuestro nivel socioeconómico. Con satisfacción podemos decir que nuestros alumnos están aprendiendo. ¿Dónde estuvo la diferencia? ¿Cuáles fueron las claves que permitieron el despegue? Sin duda siempre es el trabajo bien hecho, junto con la convicción de que la educación es un polo de promoción humana en medio de los sectores vulnerables. Buscamos a los mejores, a los más aplicados, a los más perseverantes, a los que aman la vocación docente, a los que buscan grandes desafíos, a los más valientes, a aquellos que en medio de las dificultades no se les quiebra la pasión. Estos profesores han cambiado la vida de sus alumnos, porque creen en ellos y en todo su potencial; les fluye el compromiso y la entrega. Están dispuestos a todo. Si les falta alguno, a la casa lo van a buscar; al que le cuesta más la materia, ahí está el tiempo adicional; suman esfuerzos creando alianzas con los papás; trabajan en equipo para llegar a la sala de clase con la materia planificada, ocupando  la mejor didáctica.

El amor por los alumnos y la tarea bien hecha es lo que confirma que se puede dar una educación de calidad en sectores vulnerables.

 

 

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