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Elvira Pérez, Escuela de Arquitectura | elvira.perez@uc.cl

 

Cristian Sandoval, Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica | csandoval@ing.puc.cl

 

Marco Barrientos, Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica, Escuela de Arquitectura | mbarriem@uc.cl

 

Lorenzo Berg, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile | loberg@u.uchile.cl

 

Josefina Matas, Centro de Investigación en Diseño, Universidad Católica Boliviana | jmatas@ucb.edu.bo

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La riqueza patrimonial de dos basílicas: San Francisco de La Paz y Recoleta Dominica de Santiago

Una aproximación a las iglesias y dependencias de la Recoleta Dominica (Santiago de Chile) y San Francisco (La Paz, Bolivia) nos permite identificar sus atributos urbanos, arquitectónicos, históricos, artísticos y culturales, para comprender el impacto que han sufrido debido a diversas transformaciones ocurridas principalmente durante la última centuria. 1

Introducción

Templo y convento de San Francisco en 1900. Fuente: https://www.facebook.com/FotosAntiguasLAPAZ/, 2022.

Los templos católicos son parte importante de la cultura e identidad religiosa imperante en América Latina. Estos son catalizadores de expresiones humanas sobre lo trascedente, obras de arquitectura significativas e inspiradas en relación a un orden superior que apelan a la vida y la muerte, a la fe, a la religiosidad, a la eternidad y, por su carga histórica, nos retrotraen hacia el pasado. Sus valores culturales se extienden más allá de las creencias de uno o más grupos sociales. Muchos de estos templos en Bolivia y Chile continúan en uso, y cumplen una función activa y relevante para distintas comunidades.

El estudio de casos comparados entre estos dos países permite abordar el patrimonio religioso desde una condición regional, por medio del registro de las similitudes y diferencias en los procesos de conservación y transformación de los templos y de sus entornos inmediatos 2. Este trabajo, que examina en conjunto la Recoleta Dominica y la iglesia de San Francisco —en Santiago y La Paz respectivamente—, ha permitido, por un lado, identificar las cualidades particulares de cada obra, y por otro, calibrar problemas recurrentes y semejantes en ambos mediante una metodología de análisis común. De este modo, queda de manifiesto que San Francisco de la Paz se constituye como una obra mestiza que representa la simbiosis entre la cultura nativa —indígena— y la cultura foránea —europea—. En cambio, la Recoleta Dominica de Santiago es una obra del siglo XIX arquitectónicamente canónica por su tipología basilical y lenguaje neorrenacentista. El estilo de esta última fue trasladado desde el medio académico romano del periodo, que debió ajustarse a un contexto condicionado por el fenómeno sísmico. Mediante el levantamiento de recursos digitales, se identificó y caracterizó los estados de conservación de ambas construcciones, y proyectamos lineamientos orientados a su preservación.

San Francisco de La Paz en el centro de la ciudad

Fotografías de fachadas de la basílica San Francisco: vista fachada y atrio. © Cristian Mariaca, 2021.

El templo y convento de San Francisco está ubicado en un punto neurálgico de La Paz, en los terrenos pertenecientes a la orden franciscana desde la fundación de la ciudad a mediados del siglo XVI. El edificio actúa como pieza urbana que articula dos zonas, otrora diferenciadas entre sí: la ciudad de españoles y los barrios de indios. Una parte del convento funciona actualmente como museo y centro cultural, mientras que la iglesia es sede de una intensa actividad religiosa y establece relación con todo el centro de la ciudad. En ese sentido, el atrio ha desempeñado un rol fundamental como espacio de encuentro, a pesar de los cambios que ha experimentado en las formas de ocupación: desde plaza para el mercadeo, hasta espacio de congregación para multitudinarias manifestaciones populares que han tenido como telón de fondo la fachada principal, vivo reflejo del mestizaje andino.

La primera piedra del convento se puso en 1549. A partir de allí, el templo ha cruzado por tres etapas: una primera construcción del maestro Francisco Jiménez Vargas, erigida a partir de 15563 y reconstruida inmediatamente tras el derrumbe que produjo la nevazón de 1612. Este segundo templo se mantuvo en pie hasta que fue sustituido por el actual, de escala monumental y fabrica de piedra labrada, debido a la necesidad de contar con un espacio de culto apto para una población en aumento. Es posible datar esta última edificación gracias a los años inscritos en las claves de las bóvedas de las naves y en la cúpula, que registran el año de conclusión de construcción en 1752 y 1753 respectivamente. En términos generales, el edificio presenta un buen estado de conservación debido a la calidad de la factura constructiva y a que, a diferencia de la Recoleta Dominica, se emplaza en una zona sin exposición al fenómeno sísmico. La erección de la torre es posterior, lo que se evidencia en la falta de correspondencia estilística con el resto del conjunto, en cuya estructura predomina el adobe.

Planta del templo de San Francisco de La Paz. © Cristian Mariaca, 2022.

El edificio fue examinado considerando tres aspectos relevantes al caso: lo morfológico, lo funcional y lo simbólico. Desde una perspectiva morfológica y tipológica, según la propuesta de Marina Waisman, San Francisco se puede considerar como una obra a-estructural4, en la medida en que el barroco mestizo suele manifestar una despreocupación en las plantas5 —la representación de un edificio visto desde arriba— y utiliza el horror vacui — miedo al vacío— en las fachadas y en los conjuntos decorativos interiores, como retablos y púlpitos. Estos rasgos corresponden a una nueva forma de comunicar, por un lado los muros exteriores responden a un modo europeizante de entender el mundo de manera racional y ordenada, mientras que el interior del templo manifiesta una forma de pensamiento diferente y complejo, representativo del espíritu andino que establece una nueva categoría de “espacio mestizo.”6

Funcionalmente, el edificio de San Francisco obedece al modelo benedictino en la forma de disposición del conjunto. Esto eso, convento adosado al templo presente también en obras similares, como San Francisco en Charcas. Con respecto al claustro, éste debió adaptarse a nuevas formas de organización debido a la progresiva disminución de los miembros de la Orden que conducían a una posible obsolescencia funcional. Gracias a las iniciativas de restauración y reorientación del uso, en la actualidad el convento funciona como museo con apertura al turismo y a visitas de estudiantes.

En cuanto a lo simbólico, el convento y templo de San Francisco representa fiel y vivamente la hibridación de dos tradiciones culturales condensadas en una entidad única y original. Asimismo, la exhibición de gran parte de los objetos históricos y sagrados que sirvieron a la evangelización realizada por la Orden, constituye un símbolo de la identidad paceña como espacio de confluencia sin exclusión y que, en palabras del sacerdote Galdós7, constituye un lugar de conocimiento, de goce, catequesis y espiritualidad. Así, el conjunto de San Francisco representa también la esencia del ajayu8 paceño.

La Recoleta Dominica en el sector Ultra Mapocho.

Panorámica de la comuna de Recoleta desde el cerro San Cristóbal, 1942. Autor © Enrique Mora.

El templo actual, que hasta hace poco más de un año era sede parroquial, corresponde a la segunda iglesia construida en los terrenos de la Orden de Predicadores —Dominicos—. Este edificio fue antecedido aparentemente por una capilla modesta de adobe, de única nave y con torre-campanario, de la cual se conservan escasos antecedentes. La iglesia actual forma parte del antiguo claustro, y hoy es la sede del Centro Nacional de Conservación y Restauración, y del Museo y Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica. Una porción pequeña del claustro pertenece aún a la iglesia, que funciona de manera autónoma. Tanto el templo como el conjunto cuentan con protección patrimonial en calidad de Monumento Histórico, destacado por sus “características arquitectónicas, artísticas y antigüedad”9. La obra —construida entre 1853 y 188310—, aunque inconclusa, es representativa de la tipología basilical del siglo XIX, lo que la convierte en un caso inusual en los contextos chileno y latinoamericano. Su autoría se atribuye al arquitecto italiano Eusebio Chelli11, quien al inicio estuvo a cargo de su construcción, seguido de otros arquitectos chilenos, principalmente Manuel Aldunate.

Levantamientos Fachadas de ambos templos con Scanner Láser © Antonio Suazo

A diferencia de muchas iglesias históricas de albañilería en Chile, el caso de la basílica no ha sido objeto de transformaciones significativas de reconstrucción ante daños ocasionados por la actividad sísmica. No obstante, se han deteriorado en parte importante sus elementos estructurales de albañilería, principalmente en las fachadas principal y laterales, nártex y tambor. Ello explica la presencia de una serie de refuerzos estructurales de hormigón armado — vigas y columnas— embebidos en la fábrica. Se sostiene que este sistema estructural ha contribuido a mejorar su desempeño sismorresistente en el tiempo, en particular en los terremotos de 2010 y 1985. Es importante destacar que la principal intervención de refuerzo estructural data entre 1927 y 1930; se trata de un proyecto de avanzada en su período, tanto por el criterio de estructuración como por el uso técnico del material, aún incipiente en el contexto chileno e internacional.

Planta del templo de la Recoleta Domínica de Santiago © Dafne González, 2022.

A pesar de lo anterior, el templo requiere de estudios que analicen en profundidad una serie de patologías de orden estructural, arquitectónico, artístico y ambiental que fueron identificados durante la investigación. Esta aproximación, además, debe considerar como un valor propio de la obra los refuerzos de hormigón armado, principalmente aquellos de la intervención de 1927 – 1930.

El patrimonio religioso hoy

El estudio del patrimonio cultural religioso, tanto en Chile como en Bolivia, constituye un campo crucial para comprender la identidad arquitectónica y urbanística de las ciudades donde se insertan. El medio latinoamericano comparte raíces y elementos culturales comunes, que en parte se arraigan en el rol clave que ha desempeñado la Iglesia Católica en los distintos territorios. El trabajo ha permitido avanzar en la comprensión de las formas de relación entre cultura, fe católica, historia urbana y arquitectónica.

El patrimonio religioso, y en especial los templos, son en sí objetos artísticos que a su vez actúan como contenedores de arte y símbolos de las comunidades.

Tras el levantamiento crítico de ambos conjuntos religiosos, podemos concluir que existen más semejanzas de las que detectamos al inicio de la investigación: ambos son edificios de órdenes mendicantes que llegan a los territorios en la época colonial, se ubican en sus orígenes a extramuros de la ciudad consolidada, han sufrido transformaciones morfológicas en sus estructuras, presentan procesos de degradación material y mermas significativas del valioso patrimonio cultural que las singulariza. Entre estas afecciones destacan la reducción de la propiedad de suelo y de la edificación conventual, el desuso de algunas dependencias que deben ser reconvertidas, y el paulatino abandono de sus instalaciones. No obstante, ambos representan patrimonios vigentes en las respectivas ciudades y han logrado adaptarse a nuevos requerimientos funcionales; en el caso de San Francisco, su transformación en Museo y Centro Cultural, y en el caso de Recoleta, el uso de sus dependencias como Centro Nacional de Conservación y Restauración.

El objetivo fundamental de la conservación patrimonial es traspasar el legado cultural a las futuras generaciones. El patrimonio religioso, y en especial los templos, son en sí objetos artísticos que a su vez actúan como contenedores de arte y símbolos de las comunidades. Esto se expresa en la arquitectura, su materialidad y los bienes muebles que albergan —piezas que se acumulan, eliminan, reemplazan y renuevan a través del tiempo—. Lejos de estar inertes, estos edificios se convierten en museos de sí mismos que representan el contexto histórico-social que los ha constituido y transformado. Por ello el estudio crítico de un templo busca dilucidar la materialización de las creencias de una comunidad en su contexto.

La arquitectura se transforma en el tiempo, no hay edificios que se mantengan siempre iguales, encontrar edificios de relativa antigüedad que mantengan en su forma original es difícil, lo habitual es que se vayan actualizando a nuevos requerimientos. El levantamiento y registro de su situación actual es una acción operativa inicial fundamental que permitirá impulsar acciones para su resguardo y preservación. Es urgente que se adopten medidas orientadas a proteger los remanentes de estos bienes culturales religiosos y cuya relevancia cultural rebasa las fronteras locales.

Notas

  1. Proyecto del XVIII Concurso de investigación y creación para académicos, 2020: “Patrimonio Religioso en Chile y Bolivia. Levantamiento crítico y estudio comparado de los conjuntos de la Recoleta Dominica (Santiago) y San Francisco (La Paz): bases para su conservación.” Participaron los estudiantes Dafne González (Mag. en Patrimonio Cultural UC); María Ignacia Valenzuela (Mag. en Ciencias de la Ingeniería UC); Christian Valenzuela (Arquitecto y Mag. en Desarrollo Urbano); Cristian Mariaca (Mag. en Patrimonio Cultural U. Católica Boliviana La Paz), Antonio Suazo (arquitecto profesional levantamiento); y los ayudantes Laura Abarca, Tomás Pesce y Amelia Arntz.
  2. Marco Barrientos, Elvira  Pérez y Cristian Mariaca, “Las catedrales de Santiago y La Paz: alcances históricos, arquitectónicos y patrimoniales” Rev Cien Cult [online]. 2021, vol.25, n.47 [citado  2022-08-17], 11-45
  3. Según el cronista Diego de Mendoza.
  4. Marina Waisman, El interior de la historia (Bogotá: Escala, 1990), 88
  5. Teresa Gisbert y José de Mesa, Arquitectura andina (La Paz: Don Bosco), 1997, 328
  6. Josefina Leonor Matas, Arquitectura franciscana en la Provincia Misionera de San Antonio en Bolivia (Tesis doctoral, Universidad Nacional de Tucumán, 2017), 208
  7. Carmelo Galdós o.f.m. y José Luis Ríos. “Diálogo permanente entre dos mundos”, en Bolivia Franciscana, año 9 N° 9, Cochabamba: Kipus, 2009.
  8. Palabra aimara que significa alma o espíritu.
  9. Decreto N°10. Declara Monumentos Históricos los inmuebles que indica. Ministerio de Educación Pública. Santiago, 7 de enero de 1984.
  10. Juana Díaz, Iglesia y Convento de la Recoleta Dominica. En Zentilli, A. Seminario Historia de la Arquitectura (Santiago: Universidad de Chile1959)
  11. Ramón Ramírez, Los Dominicos en Chile. Breve resumen de los hechos históricos, personajes, etc. (Santiago: Impresión Orden de Predicadores, 1976)

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