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León XIV, heredero de la esperanza

La esperanza es el tema propuesto por el papa Francisco para el presente año jubilar. León XIV, quien tendrá que cerrar el año santo, tomó este mensaje y lo complementa con su personalidad serena y la espiritualidad agustiniana.

Meses antes de su partida, Francisco nos dejó como legado el año jubilar, el cual alcanzó a inaugurar. El tema sería la esperanza: “Allí donde se ha perdido; allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, (…) en la soledad amarga de quien se siente derrotado, en el sufrimiento que devasta el alma; en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia”1, declaró cuando abrió la puerta santa de la Basílica de San Pedro para dar inicio al año santo.

En el cónclave para elegir a su sucesor, participaron cardenales con las nacionalidades más variadas —71 países— y, aunque en un momento se pensó que podría durar muchos días, por la cantidad de votantes y porque la mayoría no se conocía entre sí, el resultado estuvo listo el segundo día y en el cuarto escrutinio. Aquel 8 de mayo, la diócesis de Chiclayo, en Perú, donde Prevost fue obispo entre 2014 y 2023, se convirtió en una fiesta: “Se vivió hasta las lágrimas, especialmente cuando él nos saludó. Nadie esperaba ese gesto tan bonito”, recuerda Janinna Sesa, presidente de Caritas en Chiclayo y amiga personal de Robert Prevost. Mientras tanto, los agustinos en Chile estaban reunidos celebrando la misa en la Iglesia de San Agustín, en el centro de la capital. Su provincial, el padre José Ignacio Busta, cuenta que sintió “una alegría inmensa y un escenario muy surrealista”.

¿Continuidad con Francisco? ¿Progresista? ¿Conservador y tradicionalista? Eran las preguntas que surgían entre periodistas y millones de espectadores. León XIV invita a vivir una esperanza sin etiquetas, a “abandonar los estereotipos y lugares comunes a través de los cuales leemos frecuentemente la vida cristiana y la vida misma de la Iglesia”2.

¿Quién es León XIV?

Nacido en Chicago, es el tercer hijo de Mildred Martínez, española, y Louis Marius, de ascendencia francesa e italiana.

El cardenal Fernando Chomali, arzobispo de Santiago, lo definió como “un hombre con muchas virtudes, proveniente de una familia de profesores, que ingresó tempranamente a la congregación de los agustinos. Tiene estudios de doctorado y conoce muy bien América Latina, porque fue misionero”3.

El padre Enrique Catalán fue provincial de los agustinos en Chile, al mismo tiempo que Prevost era su homólogo en Chicago. Trabajó con él en la Curia General, como su secretario. Ve con esperanza este nuevo pontificado, porque describe a León XIV como “un hombre de oración, que sabe escuchar, le importa mucho la vida interior y cultivar su vida espiritual. Está siempre atento a las cosas profundas e importantes (…). Tiene mucho que decir. Piensa mucho las cosas. Cuando tiene que tomar decisiones, las medita para actuar con fundamento”.

Unidos en Cristo Uno de los énfasis del carisma agustiniano es el fuerte sentido de comunidad, evocando la relación de los primeros cristianos que tenían “una sola alma y un solo corazón” (Hechos 4:32). Y la comunión irradia esperanza, especialmente en una época donde impera el individualismo y la competencia. “El agustino necesita de los otros para ser él mismo, y la comprende no como una uniformidad, sino como una unidad cuyo fundamento es Jesucristo”, comenta el actual provincial, padre José Ignacio. “No por simpatías personales ni porque pensamos más o menos igual. En comunidad, cuando se vive sanamente, las diferencias se celebran y constituyen un tesoro común en el cual nos enriquecemos”. Esto ha dado pie al lema episcopal de León: In illo uno unum, que se traduce como “en aquel que es uno, somos uno”.

Año 2002. Reunión en Roma de los provinciales neoelectos con el Padre General de la época, pbro. Miguel Ángel Orcacitas. De izquierda a derecha: Padre Steve Ochoa provincial de California, padre Robert Prevost, provincial de Chicago, padre Enrique Catalán, provincial de Chile, y provincial de Villanova.

Janinna valora mucho que el padre Roberto —como cariñosamente le llamaban en Chiclayo— haya salido a ayudar en las contingencias severas que vivió su diócesis, haciendo suya la invitación de Francisco a ser “pastores con olor a oveja” y dando un mensaje de esperanza en medio de la desolación que azotaba aquella zona. Una de ellas fue la crisis climática que atravesó en 2017, con el fenómeno de El Niño Costero. “Con la ayuda de nuestro obispo se hacían campañas de sensibilización. En el parque principal, colocábamos carpas y la gente se solidarizaba. Llegaron muchos empresarios. Él era uno más: cargaba cajas, andaba con las botas puestas entre los charcos y manejaba la camioneta”. Junto con su compromiso hacia la comunidad, su liderazgo fue fundamental para recibir el alto flujo de venezolanos que llegó a Chiclayo en 2018: “La Iglesia fue la primera en atenderlos. Prevost formó esta comisión de movilidad humana. Las parroquias se convirtieron en albergues y comedores (…), se cubrían temas de salud, se daban recetas médicas, se ayudaba con el pago de alquiler de casas, la dotación de herramientas para los emprendedores y la inserción laboral”.

Su preocupación por las personas y su capacidad de escucha es otra cualidad que destacan quienes lo conocen: “Cuando conversé con él por primera vez, yo había terminado el noviciado”, comenta el padre José Ignacio. “Se interesó por todo lo que hacía, por mi familia. Era muy cordial, insistía en que nos formáramos muy bien, en que tuviéramos una vida espiritual fecunda. Se preocupaba por los religiosos más jóvenes, para no dar puestos de responsabilidad de manera prematura y que no se quemaran, de ir viendo cada una de las etapas que les correspondieran, de ser muy paternal sin ser paternalista”. El sacerdote recalca que, como un superior general, fue “muy firme en el ejercicio de su autoridad. Cuando él tomaba una decisión se transformaba en algo inamovible. Él va hacia adelante con calma, sin pausa, pero sin prisa”. Para Janinna fue un gran consuelo cuando, enferma de coronavirus, el padre Roberto se preocupó por su salud: “Tuvo el gesto de escribirme mensajes de texto en plena enfermedad, cuando veía personas que morían a mi costado. Ese soporte lo recuerdo con cariño y gratitud. Él es para mí un hermano, un padre”.

Padre Roberto con el padre Enrique.

La directora de Caritas en Chiclayo valora también su carácter sinodal y el sentido que tiene de Iglesia como pueblo de Dios, que la hace ver el futuro de la Iglesia con esperanza: “Siempre nos pedía apoyo a los laicos en las parroquias. Confía en las cualidades de las mujeres. Varias fuimos designadas a cargos de organizaciones de la Iglesia, como la universidad, la Caritas o la Comisión Vida Humana”.

“Ocio santo”

La dimensión misionera de los pontífices no se contradice con los momentos de descanso, silencio y reflexión que llevaron a que tuviera iniciativas como reabrir la residencia veraniega de los papas en Castel Gandolfo: “Esto habla de un gesto importantísimo del carisma agustiniano: nos alejamos y nos retiramos para pensar”, explica el padre Juan Ignacio. “Antes de tomar cualquier iniciativa nos dedicamos a lo que San Agustín llamaba ‘el ocio santo’ (…). Es el momento en que me construyo como ser humano, me cultivo en las disciplinas más importantes del saber, el encuentro con Dios y la contemplación”.

Ese mismo cuidado por los momentos de descanso y esparcimiento han forjado su espíritu deportista, especialmente como jugador de tenis: “Me acuerdo cuando era prior general y andaba reclutando entre los padres algún contrincante para jugar con él”, revela sonriendo el padre Busta.

Miren cómo se aman

Preocupado por dar continuidad a temas como la dignidad humana desde su concepción hasta su muerte natural, el ideal del cristiano a la santidad, el trabajo por la justicia social y, a la vez, la apertura a nuevas formas de transmitir el mismo mensaje del Evangelio, el nuevo Papa impulsa a “dejarnos interrogar por los acontecimientos, los encuentros y las situaciones concretas de las comunidades, a buscar caminos nuevos para la evangelización, partiendo de los problemas y las preguntas planteadas por los hermanos y hermanas en la fe”4.

Padre Roberto misionando en Chiclayo.

Dispuesto a dar un mensaje de paz en un mundo cada vez más polarizado y violento, alienta a los fieles de hoy: “Desarmemos la comunicación de cualquier prejuicio, rencor, fanatismo y odio; purifiquémosla de la agresividad. No sirve una comunicación estridente de fuerza, sino más bien una comunicación capaz de escucha, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz”5.

El pontífice es un defensor de la dignidad del trabajo ante desafíos como la inteligencia artificial, la nanotecnología y la robótica que, mal utilizadas, ponen en riesgo la creatividad y la producción intelectual humana. Esa fue una de las razones por las cuales tomó el nombre de León XIII, quien, con su histórica encíclica Rerum novarum (1891), reflexionó sobre las condiciones de las clases trabajadoras ante los desafíos que traía la Revolución Industrial y ahora trae la Revolución digital. León XIV heredó el mensaje de esperanza de su antecesor Francisco, complementándolo con su impronta agustiniana, pacífica y dialogante. Esta herencia se vio reflejada en su primera catequesis, donde hizo alusión a la célebre pintura El sembrador al atardecer: “Me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto.

«Defensor de la dignidad del trabajo ante desafíos como la inteligencia artificial, la nanotecnología y la robótica que, mal utilizadas, ponen en riesgo la creatividad y la producción intelectual humana».

No sabemos muy bien cómo, pero es así. En el centro de la escena, sin embargo, no está el sembrador, que está a un lado, sino que todo el cuadro está dominado por la imagen del sol, tal vez para recordarnos que es Dios quien mueve la historia”6. El padre José Ignacio recuerda que san Agustín, “utiliza a Cristo como el gran prisma para comprender toda la realidad y, por eso, se siente con la autoridad para poder someter a juicio la realidad política, económica, social y cultural de su tiempo, para decir qué esperanza hay aquí y hacia dónde vamos. Esa esperanza la veo en los discursos y acciones de León XIV”.

El obispo de Chiclayo en la actividad de donación. 20 de noviembre de 2017

Notas

  1. Francisco (24 de diciembre de 2024). Homilía.
  2. León XIV (12 de mayo de 2025). Discurso a los representantes de los medios de comunicación.
  3. Chomali, F. (20 de mayo de 2025). ¡Qué experiencia de fe! Funeral de Francisco I y elección de León XIV. Teleconferencia. Iglesia de Santiago. https://www.youtube.com/watch?v=fy3YGyLiRgk
  4. León XIV. (29 de junio de 2025). Homilía durante la solemnidad de San Pedro y San Pablo.
  5. Ibid.
  6. León XIV (21 de mayo de 2025). Audiencia general.

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