Sophie Berthet E.

Virginia Azcuy

Revista

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Un retorno al modelo de Jesús

¿Es posible recuperar la confianza en la Iglesia Católica en medio de una grave crisis institucional a nivel local y global? Consultados distintos expertos y fuentes recientes que analizan el tema, surgen algunos caminos en torno a una nueva actitud de escucha, la superación del clericalismo y la adopción de una postura de arrepentimiento y humildad.

Escuchar es el compromiso solidario que lleva a actuar, a estar del lado de las víctimas para comprender la gravedad del comportamiento abusivo.

La Encuesta Nacional Bicentenario revela un dato abrumador: si en 2007 el 93% de los encuestados se declaraba creyente, esa cifra bajó en 2021 a 70%1. En relación con los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes, el 59% de las personas cree que se siguen cometiendo. Junto con eso, los resultados de la encuesta CEP de septiembre 2021, en la pregunta sobre la confianza, indican que, entre 19 instituciones, la Iglesia Católica se encuentra en el 10° lugar, las universidades encabezan la lista y los partidos políticos están al final. No así en 2010, cuando la Iglesia ocupaba el primer lugar junto con las Fuerzas Armadas2. No obstante, la Encuesta Bicentenario indica que la confianza en los obispos y los sacerdotes ha aumentado para católicos y no católicos entre 2019 y 2021.

Chile tiene una gran tradición católica. La Iglesia ha estado presente en innumerables hitos a través de su historia, ejerciendo un importante rol en diversos ciclos políticos y sociales, pero hoy el escenario es diferente. Sobre su influencia en el pasado más reciente, Rodrigo Mardones, académico del Instituto de Ciencia Política de la UC y miembro de la Comisión UC para el Análisis de la Crisis de la Iglesia, describió en un ensayo algunos de los aportes hechos por la Iglesia en momentos complejos, como la defensa de los derechos humanos durante la dictadura cívico-militar (1973-1990) y la resolución del conflicto del Beagle con Argentina. “Restaurada la democracia en 1990, la Iglesia influyó en el esfuerzo de justicia transnacional. Esto habría dado un sentido de misión social que repercutía en su alta valoración por parte de la opinión pública, la que comenzó a erosionarse progresivamente”, indicó3.

El declive de la Iglesia Católica, según el texto de Mardones, comenzó cuando la jerarquía eclesial latinoamericana se esforzó por orientar la moralidad de la sociedad: “En Chile, a partir de los noventa, se tradujo en un acercamiento de los obispos con la derecha. La persuasión y la autoridad hacia dicho sector político le permitió mantener leyes conservadoras que no tendrían sintonía con la ciudadanía”. Así, la Iglesia empezó a ser cuestionada por sus planteamientos sobre moral sexual. Esta caída se acentuó en 2010, cuando se destaparon los escándalos de abusos sexuales y, en 2018, con la visita del papa Francisco a Chile.

Cultura de abuso y encubrimiento

“Conozco el dolor que han significado los casos de abusos ocurridos a menores de edad y sigo con atención cuanto hacen para superar ese grave y doloroso mal. Dolor por el daño y sufrimiento de las víctimas y sus familias, que han visto traicionada la confianza que habían puesto en los ministros de la Iglesia”4, expresó el papa Francisco en la Catedral Metropolitana de Santiago, el 16 de enero de 2018. Dos días después, en Iquique, consultado por la situación de Juan Barros, acusado por el encubrimiento de este mismo tipo de delitos, el Papa aseveró: “El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia”. Cerraba así el tema, dando una señal contradictoria.

Al poco tiempo y entendiendo la gravedad de la situación, el papa Francisco autorizó una visita apostólica para escuchar a las víctimas, envió una sentida carta a los obispos chilenos reconociendo sus “errores de apreciación” y, en mayo de 2018, aceptó siete de las 34 renuncias que le presentaron, entre ellas, la del cardenal Ezzati al Arzobispado de Santiago5.

En el contexto previo a la visita de Francisco a Chile, un equipo de académicos de la Facultad de Teología, encabezado por la profesora Virginia Azcuy, propuso una investigación sobre la espiritualidad evangelizadora en salida, a partir de la visita del papa Francisco a nuestro país. Las repercusiones de la visita dieron, de esta manera, la oportunidad de elaborar una lectura teológica, a partir de la aclaración de algunas claves de discernimiento para la Iglesia que peregrina en Chile. Según los investigadores, el encubrimiento constituye una dinámica eclesial de ocultamiento con apariencia de bien, pero incapaz de reconocer el pecado y pedir perdón. Las dinámicas eclesiales de abuso por parte de miembros del clero constituyen un pecado estructural, por cuanto dañan no solo el bien de las vidas abusadas, sino además a la comunidad de fe, pervierten la función y la estructura a la cual esta pertenece y arrasan con el tejido de las relaciones en la Iglesia.

El papa Francisco ha tratado de explicar el silencio e inacción de la Iglesia en esta materia: “Hay que interpretar las épocas con su respectiva hermenéutica. En una época era costumbre tapar todo, no solo los abusos de la Iglesia, sino también de las familias (…). En la Iglesia, hasta que explotó escandalosamente el asunto de Boston, la interpretación con esa hermenéutica era cubrir, tapar, evitar males futuros, (…) en adelante disminuyeron notablemente las cosas en la misma Iglesia, eso quiere decir que se ha tomado una conciencia distinta, un modo de proceder distinto, y en eso creo que hay que seguir adelante”6.

Clericalismo y poder

Según varios expertos, los distintos tipos de abusos se dan, en parte, por el clericalismo, es decir, porque las personas entregan su conciencia a los sacerdotes. Sofía Brahm, socióloga y editora del libro La crisis de la Iglesia en Chile. Mirar las heridas, explica: “El clericalismo ocurre cuando existe una especie de cultura de sumisión infantil hacia el clero, cuando esperamos que sea el cura quien tenga la última palabra en todos los asuntos de nuestra vida. Acudimos al ‘cura’ para saber si tenemos que cambiarnos de trabajo, si deberíamos votar de tal o cual forma, para saber cómo deberíamos opinar en ciertos asuntos o cómo deberíamos abordar una crisis matrimonial. Y terminamos entregándole un poder absolutamente desproporcionado sobre nuestras vidas, mientras, como laicos, nos vamos empobreciendo en capacidad de reflexión, de discernimiento y de toma de decisión” (ver recuadro 1).

De esta manera, según el análisis de Brahm, “el clericalismo resulta cómodo tanto para el clero como para los laicos, pero empobrece enormemente la vida de la Iglesia y asfixia la libertad cristiana. Es necesario ir construyendo formas de relacionarnos unos con otros donde seamos capaces de pensar nuestra fe, escucharnos, decir las cosas con franqueza, madurar en nuestra capacidad de hacernos responsables”.

Según la meditación del papa Francisco dirigida a los obispos chilenos —convocados a Roma para analizar las conclusiones del informe de monseñor Scicluna, enviado papal a Chile para investigar los casos de abusos y encubrimiento—, la Iglesia, durante la época de la dictadura, supo dar la “pelea” cuando la dignidad de sus hijos no era respetada o, simplemente, era ninguneada. En momentos oscuros de la vida de su pueblo, tuvo la valentía profética de convocar para crear espacios en defensa de varones y mujeres por quienes el Señor le había encomendado velar7. “Esa Iglesia, en especial su jerarquía, dejó de focalizarse en su núcleo fundamental, Jesucristo, para transformarse en una entidad ensimismada, de la que emergieron perversiones del ser eclesial como el mesianismo, el elitismo y el clericalismo. Estas maneras de ser Iglesia fueron distanciando cada vez más a la institución del pueblo de Dios que camina junto a ella, al que está llamada a servir”8.

En la investigación de Azcuy, el clericalismo no solo limita o impide la participación de los bautizados en la Iglesia, sino que apaga el fuego profético en ella al descuidar la pertenencia al pueblo fiel de Dios. Una Iglesia que está dominada por una visión clerical pierde su centro, se desencuentra con su vocación, porque se olvida de la comunidad al desencarnarse del pueblo de Dios.

Nueva actitud de escucha

Escuchar es el compromiso solidario que lleva a actuar, a estar del lado de las víctimas para comprender la gravedad del comportamiento abusivo. Cuando el papa Francisco visitó Chile, el reclamo de las víctimas fue por el encubrimiento, y hubo que escucharlas para discernir cómo iniciar el proceso de sanación.

En el conversatorio “Comprendiendo la crisis de la Iglesia en Chile: a dos años del Informe”9, realizado en la UC, Paulina Gómez, decana de la Facultad de Comunicaciones, planteó la necesidad de “abrirnos y escuchar aquello que no queremos oír, dejarnos interpelar, cuestionarnos y criticar para nuestro propio crecimiento. No siempre sabemos responder con propiedad a los problemas y desafíos. Es un tema que requiere nuevos protocolos y tipos de compromiso”.

Al respecto, el Papa valoró el aporte de las víctimas en el discernimiento de esta grave crisis: “Gracias al esfuerzo y perseverancia de personas concretas que, incluso contra toda esperanza o teñidas de descrédito, no se cansaron de buscar la verdad; me refiero a las víctimas de los abusos sexuales, de poder, de autoridad y a aquellos que en su momento les creyeron y acompañaron; víctimas cuyo clamor llegó al cielo”. Como dicen Azcuy y su equipo, el soplo del Espíritu Santo a través de las víctimas permitió a la Iglesia corregir el rumbo y profundizar la escucha.

Andrea Idalsoaga Montoya, abogada por la UC, es la delegada episcopal para la Verdad y la Paz, y encabeza las tareas vinculadas con las denuncias de abusos en la Arquidiócesis de Santiago (ver recuadro 2). Idalsoaga detalla que, antes de la llegada del Papa, existían mecanismos para prevenir y tratar abusos: “Las normas guía son el marco legal de la Iglesia de Chile, pero a algunos obispos les costaba aplicarlas, por eso la venida del Papa significó un antes y un después”. Para la prevención de abusos y la promoción de ambientes sanos, se creó en 2020 el documento “Integridad en el servicio eclesial” (ISE), por parte de la Conferencia Episcopal10 (ver cronología).

No obstante, para algunos, no ha sido suficiente el esfuerzo de la Iglesia chilena. Brahm argumenta que “no fueron los abusos en sí los que destruyeron la confianza en la Iglesia, sino que fue el encubrimiento, ese querer proteger la institución y su reputación dejando a las víctimas en completa soledad”. A pesar de reconocer el trabajo realizado al interior de la Iglesia para que estos casos no vuelvan a ocurrir, Brahm no cree que sea suficiente: “Es necesario cambiar a una actitud cada vez más humilde. La confianza no se recuperará si no demostramos, como Iglesia, que comprendemos en qué fallamos y mostramos arrepentimiento y dolor, reconocer las culpas, comunicar correctamente, escucharse mucho. Debemos seguir cada vez más fieles a nuestra misión, a la imitación de Cristo, a ser comunicadores de una buena nueva”.

Volver a enraizarnos como pueblo fiel de Dios

Sobre la actitud de la Iglesia y la sociedad, Azcuy y su equipo expresan que “la solidaridad con las víctimas, en la Iglesia y en la sociedad, debe seguir siendo la brújula que oriente la búsqueda de justicia y reconciliación”. La Delegación para la Verdad y la Paz trabaja para que no vuelva a ocurrir y, en caso de que inevitablemente suceda, poder actuar a tiempo, de manera eficaz: “Que nunca más alguien se demore en llevar una investigación, que nunca más haya la sensación de que no se escuchó a una víctima, porque una persona que fue vulnerada, y que además no es escuchada, sufre un daño doble. Ya el daño del abuso es irreparable, más aún cuando no te creen”, enfatiza Idalsoaga, quien concluye contando que, cuando era niña, se preguntaba por qué Jesús había resucitado con las llagas abiertas y no sanado: “Ahora entiendo que es porque tenemos que mirar esas llagas, porque la Iglesia que pasó por la cruz es la que va a resucitar. Ahora entiendo por qué y para qué es esto. Si el Papa no se hubiera equivocado, no habría actuado. Era necesaria esa equivocación. Era necesario que también nosotros nos equivocáramos y cayéramos en la humillación más grande para actuar a la luz de lo que está pasando hoy. No podemos seguir con este grado de violencia, de falta de respeto a la dignidad más básica del ser humano, que es la posibilidad de vivir”.

Como una manera de volver a ser comunidad, Brahm ve con esperanza el proceso sinodal, puesto que «permite que la fe del pueblo fiel nos hable, revitalice la vida de la Iglesia, nos enseñe aquellas cosas que Dios reserva solo para los más humildes”. Es un hito importante, porque entrega esas claves de discernimiento personal, necesarias para el diálogo ante Dios. Sin embargo, por la infantilización del laicado, no estamos acostumbrados a ser Iglesia sinodal, “no nos involucramos en los asuntos de la vida eclesial, porque no nos conciernen. Acá debe haber un cambio de cultura que llevará tiempo, pero sin duda traerá un nuevo pentecostés a nuestra Iglesia”, concluye Brahm.

Respecto de la actitud de los laicos, Rodrigo Mardones dice que “es fundamental que el laicado haga su pega”. Según Mardones, por el tratamiento que le dieron los obispos al tema de los abusos, “deberían llegar con una mayor humildad”, y los laicos “tenemos el deber de cuestionar a la Iglesia sobre cosas que están definitivamente mal. ¿Por qué persiste esta mala gestión de los temas de los abusos? Porque el clero actúa como un poder sin contrapeso. Espero que los obispos contraten una comisión externa para recuperar la confianza. La comisión de la UC es muy acotada. Para mí, la Iglesia chilena debería establecer una comisión de verdad y reparación, y externa, porque nuestra comisión matiza sus alcances, por ser pontificia. No veo esos pasos concretos que se necesitan para recuperar la confianza, pero no me he enterado de mucho más. A lo mejor, lo desconozco”. La esperanza, para Mardones, está en cambiar de la dimensión petrina —énfasis en la jerarquía, en el mandato de san Pedro, que justifica el liderazgo de los obispos y el clero—, a la dimensión mariana del sacerdocio: “De servicio, de ser el último, de ponerse detrás de Jesús y elevarlo a él. Eso nos falta en la fe, en el ministerio sacerdotal y episcopal, porque nos convoca a todos. María no era apóstol, pero es ella la que manda, la luz: hagan lo que él les diga. Como Iglesia, ser menos Pedro y más María”. Complementa esa perspectiva una reflexión de Paulina Gómez en el conversatorio mencionado, en relación con la Iglesia como madre: “La comunidad eclesial tiene un punto ciego al estar conformada por puros hombres. Frente a temas como abusos sexuales y encubrimiento, la madre es la que no se ha manifestado, porque no sabe ser madre. Teniendo en cuenta esta dimensión, no es que la madre Iglesia no quiera asumir, a lo mejor no lo puede hacer”, concluyó la decana.

Aún es tiempo de retornar al modelo que vivió Jesús, escuchando el clamor de quienes sufren, porque los herimos; volviendo a enraizarnos como pueblo de Dios; haciendo hasta lo imposible por eliminar la cultura del abuso y el encubrimiento, y empoderarnos como laicado para evitar el clericalismo. Necesitamos volvernos varones y mujeres que se sientan Iglesia, comprometidos con escuchar, discernir y acoger.

 

Notas

  1. Encuesta Nacional Bicentenario 2021.
  2. Encuesta Nacional Bicentenario 2010. Disponible en: https://encuestabicentenario.uc.cl/wp-content/uploads/2015/12/
  3. Mardones, R., “El declive de la influencia de la Iglesia Católica en Chile”, La crisis de la Iglesia en Chile. Mirar las heridas, Ediciones UC, 2021, pp. 219-220.
  4. Papa Francisco, “Discurso encuentro con los sacerdotes, religiosos/as, consagrados/as y seminaristas”, Mi paz les doy, Ediciones UC, 2018, pág. 25
  5. El Mostrador, “Me enteré por la prensa: Papa Francisco reconoció que gracias a las preguntas de los periodistas pudo entender los casos de abuso sexual en Chile”, El Mostrador 29 de mayo de 2019. Disponible en: https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2019/05/29/me-entere- por-la-prensa-papa-francisco-reconocio-que-gracias-a-las-preguntas-de-los-periodistas-pudo-entender-los-casos-de-abuso-sexual-en-chile/.
  6. La Sexta, “El papa Francisco explica por qué la Iglesia silenció los abusos sexuales”, La Sexta, programa “Salvados”. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=nXRHx42bfy0 & ab_channel=laSexta.
  7. Papa Francisco, “Meditación para los obispos de Chile”, 15 de mayo de 2018.
  8. Muñoz, E. y Yévenes, L., “Clericalismo y elitismo en la Iglesia católica chilena: Su influencia en el abuso sexual clerical”, La crisis de la Iglesia en Chile. Mirar las heridas, Ediciones UC, 2021, pág. 186.
  9. Facultad de Teología UC, “Comprendiendo la crisis de la Iglesia en Chile: a dos años del Informe”. Disponible en: https:// www.youtube.com/watch?v=AUVDmcP5nO0&t=302s.
  10. Conferencia Episcopal Chile, “Integridad en el Servicio Eclesial”. Disponible en: http://www.iglesia.cl/prevenirabusos/documentos/ise.pdf.

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