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Una sociedad de acogida que derriba muros

1Acoger migrantes en nuestro país nos permite reflexionar acerca de cómo nos pensamos como sociedad, a cuestionar nuestros valores y creencias, cómo dialogamos con otras culturas y cómo debemos actuar para constituirnos en una sociedad inclusiva y respetuosa de la dignidad de todas las personas.

Los movimientos migratorios son tan antiguos como la humanidad, aunque se han visibilizado más por efecto de la globalización. Durante las últimas décadas, muchos países se han visto desafiados por este fenómeno, pues gran cantidad de personas abandonan su patria con incertidumbre, buscando refugio y oportunidades para mejorar sus condiciones de vida2, a causa del agotamiento de recursos naturales, conflictos sociales y políticos, violaciones de los derechos humanos, etc. Estas y otras razones explican por qué migrar es considerado un derecho humano: toda persona tiene derecho a circular libremente y a resguardar su vida3. No obstante, las normas internacionales reconocen la potestad de los Estados para establecer legislaciones que determinan las condiciones de ingreso y permanencia en su territorio 4.

«LA EXPERIENCIA MIGRATORIA ES COMPLEJA, DINÁMICA Y DIFÍCIL. TRANSITAR POR EL MUNDO BUSCANDO UNA VIDA MEJOR PODRÍA PONER A ALGUNOS COLECTIVOS MIGRANTES EN UNA SITUACIÓN DE GRAN VULNERABILIDAD».

La experiencia migratoria es compleja, dinámica y difícil. Transitar por el mundo buscando una vida mejor podría poner a algunos colectivos migrantes en una situación de gran vulnerabilidad, pues no solo se exponen a peligros, abusos y precariedades en los viajes, sino también al llegar y permanecer en el país de destino; todo depende de la situación particular de éxodo y las condiciones de vida que tengan en el país receptor 5. Es claro que la migración también afecta a los países receptores, produciendo efectos demográficos, políticos, económicos, sociales y culturales 6. Por ello es importante mirar a los migrantes no solo en su condición de regularidad o irregularidad migratoria, sino como personas que pueden contribuir al bienestar y al progreso de todos. 7.

¿Dónde estamos y hacia dónde queremos ir?

Es evidente que hay diversos inconvenientes que deben afrontar las personas ante los procedimientos que regulan su situación migratoria, lo que repercute en su asentamiento y en sus derechos. A su vez, el estatuto migratorio puede influir negativamente en las condiciones de vida a la que se ven expuestos, como la imposibilidad de acceder oportuna- mente al mundo laboral, exponiéndose a la pobreza, acrecentando la desigual- dad social y la dificultad de acceso a otros beneficios a los que tienen derecho, como vivienda, salud, educación, participación, etc. A modo de ejemplo, una persona migrante que no ha regularizado su situación migratoria se verá enfrentada a dificultades como la falta de un contrato de trabajo —que asegure sus derechos como trabajador— o un contrato de arrendamiento, y si tiene hijos en etapa escolar, tendrá desafíos para incorporarlos en el sistema educativo, pues será necesario un RUT provisorio. Por tanto, la satisfacción de las necesidades básicas de la vida cotidiana se ve afectada, posicionando a la persona migrante y a su familia en un espacio, muchas veces, adverso para el asentamiento. Así, verse excluidos en una dimensión podría aumentar las posibilidades de quedar fuera de otras esferas del bienestar.

«LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES BÁSICAS DE LA VIDA COTIDIANA SE VE AFECTADA, POSICIONANDO A LA PERSONA MIGRANTE Y A SU FAMILIA EN UN ESPACIO, MUCHAS VECES, ADVERSO PARA EL ASENTAMIENTO».

Por otro lado, una parte de la población local puede percibir la llegada de migrantes, sobre todo si esta es masiva, como una amenaza: la causa de la disminución de oportunidades laborales, aumento de situaciones de violencia o crímenes, etc.,8 ideas que generan prejuicios y generalizaciones negativas. Al respecto, el papa Francisco planteó: “Las personas migrantes y refugiadas se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su condición, son objeto de juicios negativos que los señalan como responsables de los males sociales”9. Un ejemplo de ello son los hechos ocurridos en el norte de nuestro país, en donde se evidenció la necesidad de estrategias a nivel público para abordar temas básicos en materia de migración—no contar con residencias o albergues transitorios, personal que los oriente, entre otros—. Así, las personas que llegan de otros países pueden experimentar una situación de indefensión, debiendo adaptarse a un ambiente social hostil.

De acuerdo con lo anterior, surge la necesidad de reflexionar en torno a la migración y sus tensiones sociales, preguntándonos qué significa ser una sociedad de acogida (SA), más allá de solo recibir migrantes y permitir que se instalen en el territorio.

La migración nos plantea desafíos

Chile se convirtió en un destino atractivo para el desplazamiento humano interregional en Latinoamérica, que aumentó progresivamente hasta 2018. Durante ese mismo año, el Gobierno estableció órdenes de expulsión, administrativas y judiciales, superando las 5 mil por año10. Así, durante 2019 y 2020, el número de migrantes descendió, influenciado este proceso además con el cierre de fronteras por la pandemia; aunque, entre 2020 y 2021, hubo más de 35.400 ingresos de extranjeros por pasos no habilitados11, lo que volvió la migración más precaria y vulnerable.

Estos operativos de expulsión no estarían respetando los derechos huma- nos de los migrantes al no considerar tratados internacionales, recibiendo ellos un trato que transgrede su dignidad, sin posibilidad de refugio. Esta arbitrariedad ha sido denunciada por distintas organizaciones de la sociedad civil, pidiendo humanidad y respeto. Es clave que el Estado respete los derechos de las personas migrantes, la ley vigente y las normas internacionales ratificadas por nuestro país12.

Así pues, se vuelve un imperativo ético superar las dificultades a las que se ven enfrentados tanto los migran- tes como los habitantes del país que los recibe, evitando que se produzcan desencuentros producto de la discriminación. Para ello, se requiere de una disposición distinta, una forma de relacionarse diferente, que dé cuenta de un movimiento hacia el otro (quien llega) desde sí mismo (quien recibe), para que haya un espacio que propicie un verdadero encuentro.

Es necesario caminar hacia un cambio de perspectiva, transitar desde una sociedad que solo recibe a migrantes hacia una sociedad de acogida, que promueva el reconocimiento y la inclusión de todas las personas, que sea capaz de ver los aportes sociales, económicos, culturales que realizan los colectivos migrantes. Además, debemos trabajar en los ámbitos de la discriminación y desigualdad socioeconómica, y sortear estas barreras para no perpetuar la exclusión que afecta tanto la calidad de vida de las personas como la equidad y cohesión de la sociedad en su conjunto13.

«ENTRE 2020 Y 2021, HUBO MÁS DE 35.400 INGRESOS DE EXTRANJEROS POR PASOS NO HABILITADOS, LO QUE VOLVIÓ LA MIGRACIÓN MÁS PRECARIA Y VULNERABLE».

Sin embargo, convertirse en una sociedad de acogida es un proceso complejo y con múltiples tensiones, que demanda aproximarse a la migración desde un enfoque intercultural, donde se propicie el encuentro respetuoso entre personas de diversas culturas y orígenes y prevalezca el reconocimiento y la inclusión del otro, no como diferente, sino como igual en su humanidad y derechos. Esto implica la necesidad de erradicar las lógicas de dominación y subordinación dadas en las relaciones intersubjetivas —presentes desde el colonialismo—, que provocan discriminación y racialización de la alteridad14, aumentando su fragilidad y vulnerabilidad. Al respecto, el papa Francisco plantea como necesaria la creación de vínculos e insiste en que desarrollar la capacidad de acoger al otro pasa por el encuentro, por el deber de la hospitalidad15.

En determinadas situaciones, se olvida o banaliza la idea de igualdad que se aloja en el seno de nuestra humanidad. Debemos caminar hacia el reconocimiento fraterno y respetuoso de la identidad, cultura y visión de mundo del otro y que la acogida, protección e integración sean las que favorezcan las relaciones y los encuentros entre las personas. Como señala Francisco, hay que “recomponer la familia humana para reconstruir juntos un futuro de justicia y paz, asegurando que nadie quede excluido”16. Es a través del diálogo que se puede superar el individualismo, comprendernos y mejorar las condiciones de convivencia.

Trabajar para desarrollar este tipo de encuentros puede impactar positiva- mente en el bienestar de las personas que acogen y aquellas que son acogidas, protegiendo los derechos humanos y aportando al desarrollo de una sociedad intercultural17. Como dice el Papa, derribar los muros de la indiferencia y de la exclusión y construir puentes que favorezcan la cultura del encuentro nos ayuda a conjugar en “nosotros”18.

 

Notas

  1. Proyecto financiado por el XVII Concurso de Investigación y Creación para Académicos, organizado por la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana en conjunto con la Vicerrectoría de Investigación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
  2. Mensaje del papa Francisco a los participantes en el Foro Internacional sobre Migraciones y Paz. 2017.
  3. Naciones Unidas, Declaración universal de los derechos humanos. Ginebra: ONU, 1948. Disponible en: https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights.
  4. Díaz Tolosa, R., «Ingreso y permanencia de las personas migrantes en Chile: compatibilidad de la normativa chilena con los estándares internacionales», Estudios Constitucionales (Universidad de Talca. Centro de Estudios Constitucionales) 14(1), 2016, pp. 179-220.
  5. Cabieses, B., Bernales M. y Van Der Laat, C., «Health for All Migrants in Latin America and the Caribbean», The Lancet. Psychiatry 3(5), 2016, pág. 402.
  6. Aruj, R., «Causas, consecuencias, efectos e impacto de las migraciones en Latinoamérica», Papeles de Población 14 (55), 2008, pp. 95-116. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-74252008000100005&lng=es&tlng=es. 
  7. Papa Francisco, “Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la misericordia”, 2016.
  8. Lara A., “Lista de extranjeros expulsados en 2018 por sexo, nacionalidad y delito cometido”, Las Últimas Noticias, 2018. Diéguez, A. y Figueroa, C., “Por qué el 2010 se produjo un aumento explosivo de la inmigración”, Las Últimas Noticias, 2018.
  9. Mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, “No se trata solo de migrantes”, 2019. 
  10. Escobar-Ballesta, P., Galván-Vega, B., Díaz-Bautista, J. y Benítez, I., «Determinants of Life Satisfaction of Economic Migrants Coming from Developing Countries to Countries with Very High Human Development: A Systematic Review”, Applied Research in Quality of Life 16, Nº 1, 2021, pp. 435-55. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s11482-020-09832-3. 
  11. Servicio Jesuita a Migrantes, Migración en Chile. Anuario 2020. Medidas migratorias, vulnerabilidad y oportunidades en un año de pandemia, Servicio Jesuita a Migrantes 2, 2021. Disponible en https://www.migracionenchile.cl. Agradecemos la colaboración del SJM y de la Fundación FRÉ en el desarrollo de nuestro proyecto Nº10559/DPCC 2019, Migración y sociedad de acogida: Diálogos para el reconocimiento e inclusión del otro. 
  12. Servicio Jesuita a Migrantes, “Servicio Jesuita a Migrantes llama al gobierno a la humanidad y a frenar medidas ilegales y arbitrarias”, Servicio Jesuita a Migrantes, 2021. Disponible en: https://sjmchile. org/2021/06/24/en-medio-de-nueva-expulsion-masiva-servicio-jesuita-a-migrantes-llama-al-gobierno-a-la-humanidad-y-a-frenar-medida-ilegal-y-arbitraria/.
  13. Mohammadi, S., «Social Inclusion of Newly Arrived Female Asylum Seekers and Refugees through a Community Sport Initiative: The Case of Bike Bridge», Sport in Society 22(6), 2019, pp. 1082-099. Disponible en: https://doi-org.pucdechile.idm.oclc. org/10.1080/17430437.2019.1565391.
  14. Quijano, A., “Colonialidad del poder y clasificación social”, Contextualizaciones Latinoamericanas 5, 2015. Disponible en: http://contexlatin.cucsh.udg.mx/index. php/CL/article/view/2836/7460.
  15. Papa Francisco, Carta encíclica Fratelli tutti, Asís, 3 de octubre de 2020, N° 8
  16. Mensaje del papa Francisco para la 107° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2021 “Hacia un nosotros cada vez más grande”. Disponible en: https://drive.google.com/file/d/1Vq3Eo6HBydWJK0uxuSgp0-M7dikwv49x/view.
  17. Bernales, M. et al., «Challenges in Primary Health Care for International Migrants: The Case of Chile», Atención Primaria 49 (6), 2017, pp. 370-71. DOI: 10.1016/j.aprim.2016.10.014.
  18. Papa Francisco, 107° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2021, op. cit.

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