“Este es el tiempo de la misericordia para todos y cada uno, para que nadie piense que está fuera de la cercanía de Dios y de la potencia de su ternura”1. Con estas palabras, el papa Francisco da por finalizado un año especial en el que nos ha llamado a reflexionar sobre la presencia del amor misericordioso del Padre en nuestras vidas. Un tiempo que nos ha permitido pensar no solo en la forma en que somos objeto, sino también instrumento de la misericordia entre nuestros hermanos y hermanas. ¿Cómo respondemos a este llamado en el contexto universitario?
Comentando la obra El retorno del hijo pródigo de Rembrandt, el holandés Henri Nouwen, sacerdote, teólogo y académico de Yale y Harvard, hace una iluminadora reflexión a este respecto. “El mundo en el que crecí es un mundo tan repleto de categorías, grados y estadísticas, que consciente o inconscientemente, siempre trato de competir con los demás. Muchas de las tristezas y alegrías de mi vida vienen directamente de compararme. Nuestro Dios no hace comparaciones” 2, señala. Esta es quizás una clave para seguir viviendo el espíritu de este año en nuestro quehacer hacia el futuro. Mirar particularmente a cada uno de nuestros alumnos y alumnas, valorarlos según su unicidad, ser siempre solidarios con el conocimiento y ser un camino generoso para que todos se encuentren con la verdad.
Desde otra arista de este tema, una de las situaciones que más ha marcado a nuestra Iglesia en el último tiempo son los abusos cometidos por algunos de sus miembros. El Cara a Cara de este número pone en diálogo al decano de la Facultad de Comunicaciones, Eduardo Arriagada; a la directora del Centro UC Derecho y Religión, Ana María Celis; y al profesor y capellán de la Pastoral UC, padre Francisco Javier Astaburuaga, quienes desarrollan una visión crítica sobre el asunto y algunas ideas respecto a cómo desde la universidad se puede aportar para que estos casos no vuelvan a repetirse.
«Esta es quizás una clave para seguir viviendo el espíritu de este año en nuestro quehacer hacia el futuro. Mirar particularmente a cada uno de nuestros alumnos y alumnas, valorarlos según su unicidad, ser siempre solidarios con el conocimiento y ser un camino generoso para que todos se encuentren con la verdad.»
Por otra parte, en nuestro Reportaje Central presentamos el testimonio de un equipo liderado por Macarena Baeza, profesora de la Escuela de Teatro, quien trabajó por llevar a la UC y a las artes hacia una nueva forma de inclusión mediante el desarrollo de la obra Los Gigantes de la Montaña presentan Lear, dirigida por el ex director de la Escuela de Teatro Alberto Vega, quien producto de un accidente se encuentra hoy con una severa discapacidad física.
Por último, destacar el trabajo interdisciplinario de dos equipos liderados por profesoras de la Facultad de Medicina. Por una parte, la iniciativa de la Dra. Salesa Barja, quien llevó a cabo un proyecto de estimulación audiovisual que busca mejorar la calidad de vida de los niños del Hospital Josefina Martínez; y por otra, la Dra. Marisa Torres, quien guió un estudio exploratorio sobre al aporte de los agentes pastorales al sistema de salud de nuestro país. Ambos proyectos constituyen una gran obra de misericordia, de visita y cuidado a los enfermos, pero sobre todo, del cuidado de la dignidad humana. Aspecto que hoy más que nunca debemos educar.