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Crítica de Cine: Amour

PELÍCULA: AMOUR

Director: Michael Haneke

Sinopsis: Anne (Emmanuelle Riva) y Georges (Jean-Louis Trintignant) son dos personas mayores que viven en París y tienen una hija llamada Eva (Isabelle Huppert). El filme comienza con la muerte de Anne y continúa con la historia de dicha muerte, dando cuenta del inicio de la enfermedad, del deterioro, de la necesidad de cuidado y de cómo ambos viven este proceso, abriendo espacio a sus voces y a la presencia de personas externas que los observan. Todo ocurre en el departamento de ambos, resaltando los diálogos relativos al cuidar y ser cuidado, a las historias de vida y a esta nueva realidad que deben sobrellevar, basada en la pérdida de funcionalidad y autonomía.

Comentario: Si bien pareciera ser que esta película es sobre la vejez, su eje central es el amor, tal como lo expresa su título. Lo curioso es que en ningún momento escuchamos a lo largo de sus escenas la palabra “amor” ni la consiguiente frase: “te amo”. De hecho, la atmósfera se va creando por medio de gestos, imágenes, silencios y tiempos, en un espacio que es siempre interior, donde prácticamente no hay más actores que una hija que no comprende bien lo que vive y quienes colaboran en algunas labores mínimas de apoyo. Observamos un tiempo especial, cierta lentitud acompañada de una estética plagada de símbolos, donde el arte siempre está presente por medio de la música, la pintura y la lectura. El amor surge del encuentro entre dos personas y se perpetúa en la medida en que construyen una historia juntos. A partir de las diferencias de dos seres, surge un nuevo espacio que se convierte en un nosotros, lo que exige escucharse, valorarse, ayudarse, acompañarse, vivirse, tolerarse y reencontrarse de manera permanente, entre muchas otras cosas, en las experiencias positivas y negativas. En la base está el respeto y la voluntad, la elección cotidiana de estar y ceder mi tiempo para llegar a un tiempo compartido. Anne y Georges nos muestran la importancia de escuchar y comprender, nos enseñan la compasión, donde por uno o varios instantes me abandono para salir de mí mismo y entrar en la subjetividad del otro, no desde la pena o la caridad, sino desde la dignidad y el respeto absoluto a la autonomía. Georges se sitúa en un nuevo y desconocido escenario que es el cuidar, acompañar en el declive que al comienzo es inaceptable, pero que va demostrando ser, estar y quedarse, hasta derivar en la separación de los amantes. Situar el amor en la vejez, como lo hace Haneke con brutal maestría, tiene sentido en tanto da cuenta de que el real amor es el respeto por la construcción conjunta de una historia de vida, donde se ha trabajado para rescatar, destacar y construir el nosotros aceptando las diferencias. No hay ficción, hay solo realidad, que nos lleva a vivir el amor como una construcción de verdades, donde la lucidez muestra el camino. Es un encuentro con la capacidad real de dos seres de construir y reconstruir su amor en la vida y la muerte, siendo ésta un paso, una elección para continuar centrado en ir de a dos siempre, sin dudarlo, con el cuidado que eso implica y sin dejar afuera la angustia, el miedo y la soledad.

Ficha Técnica: 

Título original: Amour
Director: Michael Haneke
País, año: Austria, Francia y Alemania, 2012
Género: Drama
Duración: 127 minutos
Reparto: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharau

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