Carta Encíclica Dives in Misericordia,
Sobre la Misericordia Divina
Si bien el misterio (mysterium) alude a una realidad oculta, al misterio de Dios, “insondable en su ser” y rodeado de “luz inaccesible” –por lo cual el “peso de la palabra” se articula como no saber sabiendo–, la Dives in Misericordia describe, en la línea del Concilio Vaticano II, el “misterio de la misericordia” como “misterio del Padre” que se comunica con su Hijo muy amado, mediante el Espíritu Santo, a través de la historia.
Lo anterior acontece como “revelación” desde el “misterio de la creación” y de “la elección” a lo largo del Antiguo Testamento, alcanzando su culmen en el Nuevo Testamento con el “misterio pascual”, para consumarse al fin de los tiempos por medio de la única misión de la Iglesia, portadora del “misterio de la misericordia”.
Dicho misterio recircula por la historia en respuesta a los deseos de los “corazones humanos, con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación”. Figuras eminentes del Antiguo y Nuevo Testamento –sobre todo María– permiten comprender cómo reconciliar “la justicia y la misericordia de Dios” en cuanto “drama profundo, que se desarrolla entre el amor del Padre y la prodigalidad y el pecado del Hijo” y que recibe su respuesta plena en el “misterio de la cruz”, fuente de misericordia que la Iglesia entrega a creyentes y no creyentes en la medida en que se abren al “misterio profundo de Dios” según el cual “el amor, conteniendo la justicia, abre el camino a aquella misericordia” que cabe implorar incesantemente.