Revista

¡Compártelo!

Fe en el Arte

«Se ha dicho que la música sacra debe ser de la fe, para la fe y digna de la fe»

Toda forma auténtica de arte, “en cuanto búsqueda de la belleza, fruto de una imaginación que va más allá de lo cotidiano, es por su naturaleza una especie de llamada al Misterio. Incluso cuando escudriña las profundidades más oscuras del alma o los aspectos más desconcertantes del mal, el artista se hace de algún modo voz de la expectativa universal de redención” (Carta de Juan Pablo II a los artistas).

El nacimiento de la Facultad de  Artes UC en 1999 ha consolidado académicamente a las artes escénicas, musicales y visuales, cuya presencia tenía más de 50 años en esta institución. Por  ello,  existe  un gran aporte que la universidad puede irradiar hacia el interior de la comunidad y proyectar hacia afuera. Específicamente, entre otros deberes, podría contribuir al  arte religioso, tema nada de sencillo.

Se ha dicho que la música sacra debe ser de la fe, para la fe y digna de la fe, es decir, de dónde emerge, cuál es su propósito y qué condiciones debe cumplir en cuanto a la calidad intrínseca de la obra. Esto se puede extender a cualquier manifestación artística que pretenda vincularse a lo reli- gioso. Cada uno de estos requerimientos da origen a complejas interrogantes.

De la fe. ¿De cuál fe? ¿De la Idea entendida como creencia compartida por los fieles o de la fe personal del artista? ¿Puede un artista no creyente crear arte religioso? Para la fe. Si hay una funcionalidad del arte religioso, ¿podemos olvidar que la propuesta artística, como condición primaria, debe ser fiel a sí misma? En el caso de un pintor, ¿puede prescindir del hecho de que en el origen, más allá de un contenido “narrativo”, su desafío primero es recubrir una tela en blanco con formas y colores? Digna de la fe. ¿Cuándo es noble una obra de arte religioso? ¿Cuando sirve a la liturgia, cuando se enmarca en ciertos cánones aceptados de belleza o cuando es de tal calidad artística que incita a la elevación espiritual aunque no se lo haya propuesto?

Las preguntas anteriores no pueden ser respondidas aquí. Todas incitan a un amplio debate, han sido planteadas, explícita o implícitamente, a lo largo de la historia y muchas veces han evidenciado una confrontación de posiciones entre la Iglesia y el Arte, particularmente en relación al arte moderno y contemporáneo.  Como se ha dicho, el tema se agudiza cuando se ha producido un divorcio entre la fe y las fuerzas de la imaginación y la sensibilidad.

Tal vez no se puede reprochar a la Iglesia el haber adoptado posturas conservadoras en estos temas. En la evolución de los procedimientos y estilos, el alejamiento de la tonalidad en la música o de la figuratividad en la pintura o del “feísmo” y la decadencia aceptados como criterios estéticos, provocaron un comprensible rechazo. Pero este conservadurismo muchas veces ha perdido legitimidad al dejarse invadir por criterios muy reprochables como es la iconografía kitsch, edulcorada y de falso dramatismo.

La universidad tiene un rico acervo de artistas que pueden crear, recrear y reflexionar sobre estos temas. Solo habría que convocarlos y esperar su aporte.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

Contáctanos

Déjanos tus datos y luego nos pondremos en contacto contigo para resolver tus dudas.

Publica aquí

Te invitamos a ser un generador de contenido de nuestra revista. Si tienes un tema en que dialoguen la fe y la razón-cultura, ¡déjanos tus datos y nos pondremos en contacto!

Suscríbete

Si quieres recibir un mail periódico con los contenidos y novedades de la Revista déjanos tus datos.