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¿Hijos Obedientes o Independientes? Una comparación entre países.

En los países industrializados se ha observado un incremento consistente de la preferencia parental por la independencia.

A partir de los datos de la encuesta mundial de valores 2005 realizada en 68 países, la presente investigación estudia los factores asociados a las preferencias de valor de los padres entre incentivar la obediencia o la independencia de los hijos.

 

La tradición sociológica ha definido los valores como criterios que guían selectivamente la acción, delimitando fines y deseables para los individuos al interior de un determinado contexto cultural[1]. En tanto criterios orientadores de la acción, los valores trascienden las situaciones específicas y se ordenan en una jerarquía de importancia[2]. Este estudio trata de los valores parentales, entendidos como aquellos criterios orientadores de la acción que los padres desean inculcar prioritariamente en sus hijos[3]. Para esto se incorporaron factores contextuales a nivel de cada país, así como características de los individuos. Por último, se contrastaron hipótesis a partir de cuatro perspectivas teóricas: “herencia cultural”, “autonomía cognitiva”, “debilitamiento de vínculos comunitarios” y “perspectiva de género”. Diversas investigaciones han documentado empíricamente una variación significativa en la jerarquización de los valores parentales. Entre ellos, la Sociología ha prestado especial atención a la dicotomía obediencia/independencia, puesto que en los países industrializados se ha observado un incremento consistente de la preferencia parental por la independencia de los hijos y un declive en la preferencia por la obediencia[4]. Existe evidencia de que las preferencias de valor parental no solo varían de acuerdo a las características individuales, sino también entre países, lo que refuerza la tesis sociológica de que los valores parentales imponen una referencia cultural a los procesos de socialización familiar[5]. Sin embargo, estudios han constatado que esta tendencia no es homogénea entre algunos países, a pesar de  que  comparten  contextos de industrialización similares, lo cual sugiere la importancia explicativa de otros factores de nivel contextual, además del económico[6].

 

¿Cómo se explican las preferencias de valor parental? Hipótesis y resultados[7]

 

Una primera hipótesis plantea la importancia explicativa de la herencia cultural-religiosa en la inclinación parental hacia la obediencia o la independencia de los hijos. Se trata de una cosmovisión del mundo que emerge de una combinación de condiciones culturales dadas, tales como el lenguaje, la historia, la religión y las costumbres, que se va consolidando a lo largo del tiempo y a partir de diversas influencias. Así, países con similares tendencias de desarrollo institucional y económico podrían seguir diferentes trayectorias en la configuración de las orientaciones de valor de sus miembros, debido al efecto estable de la herencia cultural a la que pertenecen[8]. Nuestros resultados muestran que es posible establecer una asociación entre la herencia cultural de los países y las preferencias de valor parental. Así, los individuos que pertenecen a países de tradición ortodoxa se diferencian en forma significativa y robusta de los de tradición católica, en cuanto son menos proclives a socializar en el valor de la obediencia. Una vez que se controla por el resto de variables incluidas en el estudio, se encontró que, contrariamente a lo esperado, las personas de países tradicionalmente católicos prefieren, en igual medida, socializar a sus hijos en el valor de la obediencia, en comparación con los países de orientación islámica. En cambio, al comparar individuos de países católicos con los de herencia protestante, se observa que estos últimos son menos partidarios del valor de la obediencia, y además, lo son en menor medida que los ortodoxos. Sin embargo, este efecto se anula cuando se controla por el nivel de desarrollo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) y por el nivel de desarrollo económico.

<<Nuestros resultados muestran que es posible establecer una asociación entre la herencia cultural de los países y las preferencias de valor parental. Así, los individuos que pertenecen a países de tradición ortodoxa se diferencian en forma significativa y robusta de los de tradición católica, en cuanto son menos proclives a socializar en el valor de la obediencia».

 

Autonomía cognitiva

 

Una segunda perspectiva que ha buscado explicar las preferencias de valor a transmitir a los hijos, enfatiza el contexto educativo y tecnológico de los países, en la medida en que condiciona el grado de autonomía cognitiva que se exige de los individuos. Según esta visión, allí donde existe un mayor nivel educativo, se incentivaría una valoración social de la innovación frente a la tradición recibida  y con ello de la independencia por sobre la obediencia[9]. El acceso a la tecnología actuaría de manera concordante ya que  el desarrollo en este campo y el aumento en la capacidad de los individuos para utilizar las innovaciones técnicas, se encontraría asociado a un incremento en la importancia de la autonomía cognitiva para su desenvolvimiento educativo y laboral. Nuestros hallazgos permiten afirmar que existe una asociación entre un mayor desarrollo educativo  y tecnológico y una menor valoración parental de la obediencia. A nivel agregado, en países con mayor índice de desarrollo tecnológico se observa una menor propensión a preferir el valor de la obediencia. A nivel individual, las personas con mayor educación, optan menos por el valor de la obediencia que las personas con mayor educación.

 

Debilitamiento de los vínculos comunitarios

 

Un tercer modelo teórico relevante es el que postula el debilitamiento de los vínculos comunitarios, específicamente de carácter religioso y de parentesco. La Sociología ha descrito la modernización de las relaciones sociales como un proceso de individualización creciente, asociado a un debilitamiento de los valores tradicionales que derivan de la pertenencia al parentesco y a la comunidad religiosa. La participación en estas prácticas constituye uno de los mecanismos más importantes de socialización en valores[10]. Por ello, se sostiene que las personas que son educadas en un ambiente religioso internalizarían más fuertemente las normas y valores establecidos y cumplirían más estrictamente con ellos durante su vida. En cambio, en un contexto secularizado, los diversos agentes socializadores reducen su capacidad de transmitir los valores de la tradición frente a un predominio  del ideal de la autodeterminación[11]. Más allá de la religiosidad individual, estudios previos han  observado  que el contexto religioso de un país tiene un efecto independiente sobre la socialización ejercida por los padres[12].

Nuestros resultados muestran que, a nivel individual, las personas que se auto identifican como religiosas prefieren la obediencia por sobre la independencia, en comparación con quienes no se auto identifican religiosas. Sin embargo, a nivel contextual, parece más importante el efecto de la herencia cultural-religiosa que el nivel de religiosidad actual del país (medido por la proporción de personas que se consideran religiosas). En cuanto al parentesco, un incremento en los procesos de  nuclearización de la estructura familiar podría estar asociado a un mayor énfasis en valores individualistas[13]. La reducción sustancial del número de hijos es uno de los factores más relevantes en la literatura para explicar el incremento en la preferencia por la autonomía como valor de socialización parental[14]. Si los padres crían pocos hijos, se hace menos necesario enfatizar las reglas de conformidad y restringir la autonomía de estos últimos. Por otra parte, los valores que los individuos prefieren no serían necesariamente estables a lo largo de su curso de vida, sino que pueden sufrir procesos de adaptación de acuerdo a determinadas experiencias vitales[15]. Al respecto se ha encontrado evidencia de que experiencias familiares críticas, tales como la separación o el divorcio, estarían asociadas a un menor énfasis en valores tradicionales[16]. Asimismo, frente al aumento significativo en la proporción de familias monoparentales en Estados Unidos, se plantea que puede esperarse que las personas no casadas, con hijos, enfaticen más la autonomía de estos últimos,  puesto que los padres dispondrían de menos tiempo para criarlos[17]. Nuestros resultados muestran que una mayor extensión de los vínculos familiares se asocia, efectivamente, con una elevada preferencia por la orientación tradicional hacia la obediencia en los hijos[18]. Al respecto, se puede pensar que padres con muchos hijos enfrentan dificultades de tiempo y control en la crianza, por lo que requieren restringir la autonomía de estos y enfatizar las reglas de conformidad[19]. Por otra parte, nuestros hallazgos confirman la hipótesis de que tener una pareja estable (ya sea  en matrimonio o en cohabitación) se relaciona con una mayor inclinación por el valor de la obediencia.

1 Diferencias son estadísticamente significativas a un nivel p<0,05, en relación a “Protestante”. 2 Diferencias son estadísticamente significativas a un nivel p<0,05, en relación a “Islam”. 3 Diferencias son estadísticamente significativas a un nivel p<0,05, en relación a “Varios”.

Perspectiva de género

Finalmente, las preferencias parentales de valor han sido también explicadas desde la perspectiva que enfatiza las diferencias de género[20]. Si bien no se ha encontrado evidencia concluyente sobre una asociación directa, sí hay claridad con respecto al efecto de interacción entre el género de los padres y determinadas condiciones de vida sobre las preferencias parentales, tales como la actividad laboral, sobre todo de la madre[21]. Así, se asocia el trabajo femenino con una mayor inclinación de las mujeres por incentivar la autonomía en los hijos. Las madres que trabajan necesitan que sus hijos sean lo más autónomos posibles en sus decisiones y autocuidado. Por otra parte, algunos autores han observado que el  grado de igualdad de género a nivel de país incide sobre las preferencias de valor parental, ya que con la igualdad de género se incrementa la valoración de la autodeterminación y decrece la valoración de la tradición, tanto para hombres como para mujeres[22]. Nuestros resultados muestran claras  diferencias de género relacionadas con la situación laboral de los individuos: son las mujeres que trabajan las que desean inculcar más el valor de la independencia en sus hijos. A nivel de percepciones, también encontramos que las personas que están más de acuerdo con la igualdad de género en las oportunidades laborales, son más proclives al valor parental de la independencia. En conclusión,  y en diálogo con la investigación previa sobre la materia, nuestros hallazgos nos permiten concluir que la dicotomía de valor parental entre obediencia/ independencia se explica por una combinación de factores contextuales e individuales. Así, el modo en que se prefiere educar a los hijos no depende solo de las condiciones actuales de vida de los individuos, sino también de contextos culturales y religiosos heredados, del nivel de desarrollo educativo y tecnológico de los países, de la presencia de vínculos comunitarios, de la extensión y estabilidad de la familia, y del modo en que interactúan las condiciones laborales y el género.

«El modo en que se prefiere educar a los hijos no depende solo de las

condiciones actuales de vida de los individuos, sino también de contextos culturales y religiosos heredados, del nivel de desarrollo educativo y tecnológico de los países…».

También participaron de esta investigación las académicas de la Facultad de Ciencias Sociales UC: Consuelo Araos y Carolina Flores, y la alumna del Doctorado en Sociología UC, Nilda Quezada.

 

[1] Weber, M. (1997). Economía y Sociedad. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.

[2] Marini, M.M., Fan, P.-L., Finley, E., y Beutel, A.M. (1996). Gender and Job Values. Sociology of Education, 69(1), 49-65.

[3] Xiao, H. (1999). Independence and obedience: An analysis of child socialization values in the United States and China Journal of Comparative Family Studies 30(4), 641-653.

[4] Alwin, D.F. (1990). Cohort Replacement and Changes in Parental Socialization Values. Journal of Marriage and Family, 52(2), 347-360.

[5] Arnett, J.J. (1995). Broad and Narrow Socialization: The Family in the Context of a Cultural Theory. Journal of Marriage and Family, 57(3), 617-628.

[6] Ibíd.

 

[7] Para llevar a cabo el trabajo empírico de esta investigación, se utilizó la Encuesta Mundial de Valores, fichero 1981-2005, cuya muestra definitiva quedó compuesta por 92.561 casos correspondientes a 68 países. Además del procesamiento de esta encuesta, para la obtención de otros datos, se utilizó como fuente la tasa de participación laboral femenina que se genera de la Organización Internacional del Trabajo; el índice de desarrollo de las TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación- IDI), mediante el informe de “Medición de la Sociedad de la Información” de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la Organización de las Naciones Unidas para las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Para realizar el análisis estadístico se consideró que el fenómeno a investigar poseía una estructura jerárquica de datos dada por el análisis de países y sus correspondientes individuos, por lo que los modelos se testearon mediante modelos jerárquicos multinominales. Aquí solo mencionamos los resultados generales.

[8] Inglehart, R., y Baker, W.E. (2000). Modernization, Cultural Change, and the Persistence of Traditional Values. American Sociological Review, 65(1), 19-51.

[9] Stark, R., Iannaccone, L.R., y Finke, R. (1996). Religion, Science, and Rationality. The American Economic Review, 86(2), 433-437.

[10] Ellison, C.G., y Sherkat, D.E. (1993). Obedience and Autonomy: Religion and Parental Values Reconsidered. Journal for the Scientific Study of Religion, 32(4), 313-329.

[11] Lenski, G. (1971). The Religious Factor in Detroit: Revisited. American Sociological Review, 36(1), 48-50.

[12] Kelley, J., y Graaf, N.D.D. (1997). National Context, Parental Socialization, and Religious Belief: Results from 15 Nations. American Sociological Review, 62(4), 639-659.

[13] Ellis, G. J., y Petersen, L. R. (1992). Socialization Values and Parental Control Techniques: A Cross-Cultural Analysis of Child-Rearing. Journal of Comparative Family Studies, 23(1), 39-54.

[14] Alwin, D.F. (1984). Trends in Parental Socialization Values: Detroit, 1958-1983. The American Journal of Sociology, 90(2), 359-382.

[15] Lesthaeghe, R., y Moors, G. (2002). Life Course Transitions and Value Orientation: Selection and Adaptation. In R. Lesthaeghe (Ed.), Meaning and Choice: Value Orientation and Life Course Decisions (pp. 1-44). The Hague, Brussels: NIDI/CBGS Publication.

[16] Van der Valk, I., Spruijt, E., de Goede, M., Larsen, H., y Meeus, W. (2008). Family Traditionalism and Family Structure. European Psychologist, 13(2), 83-95.

[17] Alwin, D.F. (1984). Trends in Parental Socialization Values: Detroit, 1958-1983. The American Journal of Sociology, 90(2), 359-382.

[18] Herrera, M.S. (2008). Individualización Social y Cambios Demográficos: ¿Hacia una segunda transición demográfica? Madrid: CIS (Colección “Monografías” 232).

[19] Alwin (1984), op.cit.

[20] Xiao, H. (2000). Class, Gender, and Parental Values in the 1990s. Gender & Society, 14(6), 785-803.

[21] Prince-Gibson, E., y Schwartz, S.H. (1998). Value Priorities and Gender. Social Psychology Quarterly, 61(1), 49-67.

[22] Schwartz, S. H., y Rubel-Lifschitz, T. (2009). Cross-national variation in the size of sex differences in values: Effects of gender equality. Journal of Personality and Social Psychology 97(1), 171-185.

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