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Saludo y bienvenida

Querida comunidad:

Al comenzar este nuevo año académico, me sumo alegremente a esta gran familia UC, en el desafiante rol de Vice Gran Canciller, en continuidad con el trabajo realizado por el Padre Tomás Schertz. De distintas maneras he sido parte de esta comunidad, primero como estudiante, luego como profesor y ahora con este encargo del arzobispo de Santiago.

Es un privilegio poder trabajar junto a un equipo de excelencia en una de las misiones más importantes que podemos tener: la formación de personas integrales. Miles de jóvenes acuden a nuestra universidad con la ilusión de obtener un título profesional y una especialización en un sinfín de materias, pero estoy seguro de que lo hacen no sólo movidos por una inquietud académica, sino por una inquietud que es interior. Independiente de la carrera que estudien, las grandes preguntas que tenemos todos son las mismas: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy… Y éstas, si bien requieren de una respuesta científica, sólo se responden desde dentro. Por eso este período de formación universitaria va acompañado de tantas oportunidades de trabajar el mundo interior.

…nos necesitamos mutuamente para poder ir respondiendo a las interrogantes trascendentes de la vida.

En la Universidad Católica, junto a los estudios, encontrarán espacios de oración, de vida sacramental, van a experimentar profundamente a Dios y, a través del encuentro con el otro, con el más necesitado, con sus compañeros y con los grandes profesores, van a llegar más allá del conocimiento: a la sabiduría. Tras esto está la convicción de que nos necesitamos mutuamente para poder ir respondiendo a las interrogantes trascendentes de la vida. Y, aunque ante el mundo de hoy puede parecer un signo de debilidad —desde pequeños nos enseñan a ser independientes y autosuficientes—, es nuestra gran fortaleza. Cuando encontramos en el libro del Génesis que al crear al ser humano Dios mismo dijo “no es bueno que el hombre esté solo” (Gen 2, 18), comprendemos nuestra realidad más profunda: el otro me complementa y me hace pleno como persona. Esta es la posibilidad que tenemos de amar. Por eso descubrimos que existencialmente nos necesitamos unos a otros. Cristo, al entregar su vida, nos reveló que ese es el camino que lleva a la plenitud del corazón humano. El camino de la felicidad que da el amor y el servicio a los demás. Por eso, para los cristianos, la caridad no es algo optativo, sino una forma de ser. Y la universidad es un gran espacio para poder desarrollarla.

Por César Cortés

César Cortés

En fin. Espero que, en la Universidad Católica, tanto los estudiantes como los profesores y todos quienes trabajamos en ella, procuremos ir resolviendo las grandes inquietudes de la vida. Y que podamos hacerlo desde la cabeza, con todo el conocimiento que aquí vayamos a adquirir, pero también con el corazón, alcanzando la verdadera sabiduría que proviene del trabajo del mundo interior.

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