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Callejear la Fe o Permanecer en la UCI

We Tripantu, celebración del año nuevo Mapuche en comunidad.

Escribo la presenta columna desde mi doble militancia, como profesor del Campus Villarrica y a la vez sacerdote de la comunidad San Antonio de Padre las Casas. La exhortación apostólica Evangelii Gaudium del papa Francisco ha venido a poner luz y calor en medio del invierno eclesial: los casos de pedofilia, escándalos financieros, pérdida de credibilidad de la Iglesia, abandonos de fieles. El Papa invita a no temer, sino a confiar, a reparar lo malo, encontrarnos con Cristo y su Evangelio para salir a servir, sanar, acompañar a quienes están en la periferia existencial.

La primera pista de cómo ser una Iglesia en salida es la coherencia entre fe y vida. El Papa ha dado el ejemplo, vive de modo sencillo, abandona toda pompa y comodidad, viste sus viejos bototos, es cercano a la gente en especial a los niños y enfermos, celebró su cumpleaños con cuatro mendigos, ora con dos hombres supuestamente enemigos, sueña con una iglesia pobre y para los pobres, anima a vivir la misericordia de Dios, advierte al sacerdote que desea hacer carrera a «oler a oveja», no le gustan los obispos de aeropuertos y dice que el sistema económico actual margina y mata, ya que su centro no es la persona sino el dios dinero.

Los creyentes, tanto en la universidad como en la parroquia, debemos vivir la fe que profesamos, lo dijo Pablo VI, el primer medio para evangelizar es el testimonio de vida. Mis alumnos no dejan pasar ninguna incoherencia y si es de la Iglesia peor; la unión entre fe y vida es vital para fructificar. El uso de poder en clave de servicio, aplicar la pedagogía de Jesús, tratar dignamente a todos y humanizar la vida hace bien, huele a Evangelio, a seguimiento de Cristo y habla por sí solo.

Una segunda pista viene de la actitud del papa Francisco quien no se presenta como dueño de la verdad, ni tiene solución para todos los conflictos. Un ejemplo de lo anterior es el cuestionario con 39 preguntas que envió a todos los creyentes sobre temas actuales y conflictivos que aquejan a la Iglesia para recoger opiniones y aterrizar en el sínodo del pasado octubre. En su exhortación no hay recetas ni acciones concretas, sino que invita a cada comunidad hacer su propio discernimiento para ver por dónde ir en la tarea de evangelizar.

En la parroquia hemos hecho tal discernimiento por medio de la pregunta: ¿Cómo ser solidario con los nuevos cristos sufrientes de hoy? A través de un diagnóstico de nuestra realidad surgieron muchos rostros: alcohólicos, drogadictos, ancianos abandonados, enfermos, gente sin trabajo, otros en situación de calle, pobreza dura en comunidades mapuches, discriminación. Decidimos finalmente por los que viven en situación de calle y en casas de acogidas, y así cada sábado diferentes grupos e instituciones preparan un rico almuerzo para más de 100 hermanos. Allí compartimos la dignidad y la vida.

Para la Universidad es un gran desafío hacer un discernimiento y, con el modo de decir del papa Francisco, primerear en el servicio del amor a los pobres, en las aulas, escritorios y pasillos de nuestra universidad donde hay muchos necesitados de ser escuchados, acompañados, tratados con dignidad.

Iglesia en salida, una tercera pista, significa involucrarse y acompañar a quienes están en las periferias, los marginados del sistema, los que sufren la dictadura del dios dinero. Para nuestra comunidad parroquial siempre es un desafío acompañar al pueblo mapuche y hoy debemos apoyar sus legítimas reivindicaciones, el reconocimiento constitucional, restitución de tierras, representatividad regional y nacional, todos temas que demandan una solución de Estado.

«Para la Universidad es un gran desafío hacer un discernimiento y, con el modo de decir del papa Francisco, primerear en el servicio del amor a los pobres, en las aulas, escritorios y pasillos de nuestra universidad donde hay muchos necesitados de ser escuchados, acompañados, tratados con dignidad.»

La Universidad, ¿cómo apoya las legítimas demandas de los estudiantes por una educación superior gratuita? ¿Cómo se puede favorecer una mayor participación del alumnado en todos los niveles del quehacer universitario? ¿Estamos por una educación como bien de consumo o como un derecho social?

Finalmente, el Papa invita a salir sin temor a equivocarse pues vale más una universidad o comunidad herida por servir que quedarnos encerrados como piezas de museo o enfermos en la UCI. ¿Dónde queremos ir?

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