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Costos y Beneficios de Alterar el Ecosistema

La modificación genética de mosquitos macho Aedes aegypti podría significar una dramática y eventual reducción en la prevalencia del dengue, el virus del Zika o la fiebre amarilla, puesto que producen crías muertas, lo que disminuiría el número de portadores de estas enfermedades 1.

«Se deben realizar estudios de los posibles impactos a la naturaleza y buscar soluciones más integrales que incluyan todas las complejidades de los sistemas humano-naturaleza»

El 21 de agosto de 2020 el Estado de La Florida, en Estados Unidos, autorizó la liberación de 750 millones de mosquitos Aedes aegypti, una especie endémica, especialmente en la zona de Los Cayos, que vive tanto al exterior como al interior de los hogares, donde busca calor, y es la hembra la que transmite las patologías. Además de ser molestos por las picaduras, los mosquitos son estigmatizados como “malas bestias” que habría que eliminar “en beneficio de la salud y bienestar del ser humano”. Tradicionalmente, se eliminan con insecticidas, cada vez más específicos y con diferentes espectros de acción, fumigaciones, repelentes ambientales al interior de los hogares o personales aplicados a la piel. Sin embargo, los insectos desarrollan resistencia contra estos productos.

Durante siglos, el ser humano ha usado a la naturaleza y sus servicios a su favor. Son los procesos y los mecanismos naturales, como la selección natural, lo que nos debería convocar al hablar de “la naturaleza”. Pero, como ocurre recurrentemente, el bienestar humando —antropocentrismo— puede también ser considerado un “bien mayor” y, para ello, intervenir en modificaciones de los procesos naturales en nuestro beneficio. La intervención propuesta en este caso para controlar malaria y otras enfermedades podría llevar a la erradicación completa del Aedes aegypti, lo que tendría posibles consecuencias, como que alguna otra especie cercana de mosquitos tomara este nicho vacío y se convirtiera en un nuevo vector de la enfermedad, llevándonos al mismo problema o a un desbalance en la cadena trófica y el ecosistema en general, puesto que algunas aves migratorias, arácnidos y reptiles se alimentan de los mosquitos, y los peces en ríos y lagos se alimentan de sus larvas. Esto nos lleva a preguntarnos cuál es realmente la relación entre el ser humano y la naturaleza.

La salud humana no es solo un problema sanitario, sino que posee aristas sociales, económicas, políticas y culturales. Desde este punto de vista, la liberación de mosquitos macho genéticamente modificados sería una solución tecnológica que no abarca el problema en su conjunto. Es por ello que, previo a estas intervenciones ambientales, se deben realizar estudios de los posibles impactos a la naturaleza y buscar soluciones más integrales que incluyan todas las complejidades de los sistemas humano-naturaleza. Como expresó el papa Francisco en Laudato Si’, “es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales”2

Notas

  1. Esta columna es parte de un proyecto VRI y en su redacción participaron, igualmente, los profesores Cristián Borgoño, Juan Carlos Castilla, José Luis Riveros y Luca Valera.
  2. Papa Francisco, Carta encíclica Laudato si’, Roma, 24 de mayo de 2015, nro. 139.

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