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Crítica de Cine: Valparaíso, mi amor

PELÍCULA: VALPARAÍSO, MI AMOR

Director: Aldo Francia 

Sinopsis: Cuatro hermanos, huérfanos de madre, quedan prácticamente abandonados cuando el padre es enviado a prisión, al ser encontrado culpable de robar ganado en un intento desesperado por sobrevivir a la cesantía y alimentar a la prole. Sin más protección que el cobijo eventual que les brinda una amiga del padre, se muestra a los niños enfrentando su nueva realidad, la calle y los peligros de la marginalidad que los convierte en seres vulnerables a todo. Con brutal realismo, pero sin detalles escabrosos, la película sigue a los personajes hacia un inevitable despeñadero: el menor de los niños muere, la niña termina siendo prostituta y los otros dos delincuentes.

Comentario: “Todo  tiempo pasado no fue mejor”. La humildad con que Amoris Laetitia nos pide mirar a la familia y los desafíos de su realidad concreta, resulta ser  una exigencia al espectador de este clásico del cine chileno del siglo XX. A través de ella, constatamos que si bien la situación de la familia hoy está afectada por muchas vicisitudes que la alejan de su ideal, la realidad familiar de las generaciones  anteriores también padecía el contexto en que se desarrollaban y pese a todo ello, antes y ahora, seguimos creyendo en el proyecto de familia.

Valparaíso, mi amor posee un guión sencillo y con pocas sorpresas, pero desde el comienzo es una película difícil de digerir anímicamente. La historia se desarrolla en los cerros del Valparaíso de los años sesenta, cruzada por una realidad social de pobreza y marginalidad que no es excepcional y de la cual se nos presentan algunos botones de  muestra: cesantía, trabajo infantil, hurtos famélicos, explotación sexual de una adolescente, un sistema penal que criminaliza la pobreza, inexistentes redes de apoyo social a la familia, precarias condiciones de la vivienda, etc.

Con las primeras escenas no podemos sino advertir la probabilidad del desenlace, y pese a que el relato se encamina solo en una dirección, el candor de casi todos sus personajes (representado en la mujer que cobija a los niños; en la fraternidad instintiva que se da entre los hermanos; en el padre preso que no quiere ser una carga para los libres) nos hace anhelar un cambio de suerte, abrazar la posibilidad de un final distinto, pero la película es fiel a su realismo y no se permite la interferencia de una ficción que obre de salvadora, al menos de los niños enfrentados a su destino.

Por eso el final es arrollador, porque es difícil permanecer impávidos ante el sufrimiento ajeno, más aún si son niños que no tienen a quién reclamar por su situación, que padecen la injusticia en sus distintas expresiones, y que parecen no importarle al resto de la sociedad. Tal vez esto le haga recordar al Sename y las deudas pendientes de las políticas públicas. Pues bien, vea la película, siéntase interpelado por una realidad que muchos todavía viven y reflexione acerca de la humildad del realismo a la que el papa Francisco nos invita.

Ficha Técnica: 

Título original: Valparaíso, mi amor.
Director: Aldo Francia
País, año: Chile, 1969
Género: Drama
Duración: 90 minutos
Reparto: Hugo Cárcamo, Sara Astica, Liliana Cabrera, Marcelo Hidalgo, Rigoberto Rojo, Pedro Manuel Alvarez.

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